Hola, soy Geromin Reyes, y me gustaría compartir un poco sobre mí y lo que me motiva. Mi filosofía de vida es simple pero profunda “La vida es una aventura interior diaria”. Creo que las experiencias más significativas se encuentran en los paisajes interiores de nuestros pensamientos, emociones y crecimiento personal, y esta creencia guía mi camino.
Mi misión es ser un Mensajero del Alma para los padres de la próxima generación. Imagino un mundo en el que las nuevas generaciones crezcan comprendiendo sus poderes sobrehumanos, reconozcan su potencial y abracen sus habilidades únicas.
Persiguiendo esta visión, aspiro a dejar un legado a la humanidad a través de historias que tiendan puentes entre el gozo y el acompañamiento del alma. Además, me comprometo a crear una Escuela de Filantropía en la que las personas puedan aprender el poder de dar y tener un impacto positivo en el mundo.
Vivo la vida que imaginé hace cuatro décadas. Incluye una hermosa familia: Estoy casado con una mujer brillante y hermosa, y hemos sido bendecidos con un hijo talentoso y con un gran carisma.

Profesionalmente, soy ingeniero y dirijo una planta de manufactura para un corporativo de clase mundial. Radico en Estados Unidos, y me enorgullezco de ser autor de libros, compartiendo mis historias y experiencias con el mundo. Como parte de mi contribución social, participo como conferenciante para universidades locales, compartiendo mis ideas y experiencias con mentes jóvenes. También soy Coach de Carácter, y trabajo con futuros y jóvenes profesionales, particularmente universitarios recién egresados, para ayudarles a descubrir su fuerza interior y a navegar por su camino en la vida.
Mi viaje comenzó en un humilde pueblo del corazón de México, donde no tenía mucho que ver ni hacer. Allí perfeccioné mis habilidades para escuchar historias y tejer sueños. Las historias de mi abuelo, un talentoso inventor, y de otros miembros de la familia que alcanzaron el éxito mediante el trabajo duro y la determinación me inspiraron. A la temprana edad de seis años, decidí escribir la historia de mi vida. Imaginé que me convertiría en ingeniero, dirigiría una fábrica, viviría en Estados Unidos. y tendría una bella esposa y un hijo muy apuesto.