1984 (en español)
Pueden contarse con los dedos de la mano los escritores que han logrado que su apellido se use como adjetivo en la vida diaria. Contemplamos escenas dantescas, quedamos envueltos en situaciones kafkianas, asistimos a gestas de resonancias homéricas, nos sobresaltan reminiscencias proustianas y, durante varias décadas, fue moneda corriente para millones de personas vivir, o temer acabar viviendo, en una sociedad orwelliana.Aunque George Orwell empezó a ganarse este derecho desde los inicios de su carrera como periodista y activista, enfrentado al Imperio británico, la injusticia social y los regímenes totalitarios, el adjetivo sólo cuajó después de la publicación de 1984, una ficción distópica (la pesadilla humana y política de una sociedad donde todo, incluido el pensamiento, ha quedado bajo control del poder) que se ha inoculado en el imaginario popular y pervive a través de series, películas, carteles, programas de televisión, parodias . . . Los editores que publicaron la novela en 1949 convencieron a Orwell de presentarla como una crítica directa al estalinismo, justo cuando el progreso del poder soviético era una amenaza tangible para una Europa vulnerable, y lo cierto es que Orwell consideraba que 1984 iba contra toda tentación de reprimir los impulsos individuales del ciudadano, interferir en el sentido habitual de las palabras y controlar, reglar y dominar la mayor cantidad de ámbitos de la vida con el propósito de ahogar la esfera privada.En 1949 la amenaza del totalitarismo estaba viva y los métodos represivos imaginados por Orwell, en especial la policía del pensamiento, eran fantasías literarias. Hoy en la día democracia parece consolidada como la organización de gobierno y distribución de poder hegemónica en la Tierra, mientras que los neurólogos aseguran que el control mental de los ciudadanos a través de chips integrados en el cerebro será pronto tecnológicamente viable. Las fantasías más siniestras de Orwell son ahora proyectos de investigación patrocinados por capital privado y público, y los amantes de las lecturas paranoicas, o cualquier lector en esta era de sobresaturación informativa, pueden encontrar nuevos motivos de refinado y aterrador placer en esta novela, una de las más inquietantes y atractivas del siglo xx.
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1984 (en español)
Pueden contarse con los dedos de la mano los escritores que han logrado que su apellido se use como adjetivo en la vida diaria. Contemplamos escenas dantescas, quedamos envueltos en situaciones kafkianas, asistimos a gestas de resonancias homéricas, nos sobresaltan reminiscencias proustianas y, durante varias décadas, fue moneda corriente para millones de personas vivir, o temer acabar viviendo, en una sociedad orwelliana.Aunque George Orwell empezó a ganarse este derecho desde los inicios de su carrera como periodista y activista, enfrentado al Imperio británico, la injusticia social y los regímenes totalitarios, el adjetivo sólo cuajó después de la publicación de 1984, una ficción distópica (la pesadilla humana y política de una sociedad donde todo, incluido el pensamiento, ha quedado bajo control del poder) que se ha inoculado en el imaginario popular y pervive a través de series, películas, carteles, programas de televisión, parodias . . . Los editores que publicaron la novela en 1949 convencieron a Orwell de presentarla como una crítica directa al estalinismo, justo cuando el progreso del poder soviético era una amenaza tangible para una Europa vulnerable, y lo cierto es que Orwell consideraba que 1984 iba contra toda tentación de reprimir los impulsos individuales del ciudadano, interferir en el sentido habitual de las palabras y controlar, reglar y dominar la mayor cantidad de ámbitos de la vida con el propósito de ahogar la esfera privada.En 1949 la amenaza del totalitarismo estaba viva y los métodos represivos imaginados por Orwell, en especial la policía del pensamiento, eran fantasías literarias. Hoy en la día democracia parece consolidada como la organización de gobierno y distribución de poder hegemónica en la Tierra, mientras que los neurólogos aseguran que el control mental de los ciudadanos a través de chips integrados en el cerebro será pronto tecnológicamente viable. Las fantasías más siniestras de Orwell son ahora proyectos de investigación patrocinados por capital privado y público, y los amantes de las lecturas paranoicas, o cualquier lector en esta era de sobresaturación informativa, pueden encontrar nuevos motivos de refinado y aterrador placer en esta novela, una de las más inquietantes y atractivas del siglo xx.
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Pueden contarse con los dedos de la mano los escritores que han logrado que su apellido se use como adjetivo en la vida diaria. Contemplamos escenas dantescas, quedamos envueltos en situaciones kafkianas, asistimos a gestas de resonancias homéricas, nos sobresaltan reminiscencias proustianas y, durante varias décadas, fue moneda corriente para millones de personas vivir, o temer acabar viviendo, en una sociedad orwelliana.Aunque George Orwell empezó a ganarse este derecho desde los inicios de su carrera como periodista y activista, enfrentado al Imperio británico, la injusticia social y los regímenes totalitarios, el adjetivo sólo cuajó después de la publicación de 1984, una ficción distópica (la pesadilla humana y política de una sociedad donde todo, incluido el pensamiento, ha quedado bajo control del poder) que se ha inoculado en el imaginario popular y pervive a través de series, películas, carteles, programas de televisión, parodias . . . Los editores que publicaron la novela en 1949 convencieron a Orwell de presentarla como una crítica directa al estalinismo, justo cuando el progreso del poder soviético era una amenaza tangible para una Europa vulnerable, y lo cierto es que Orwell consideraba que 1984 iba contra toda tentación de reprimir los impulsos individuales del ciudadano, interferir en el sentido habitual de las palabras y controlar, reglar y dominar la mayor cantidad de ámbitos de la vida con el propósito de ahogar la esfera privada.En 1949 la amenaza del totalitarismo estaba viva y los métodos represivos imaginados por Orwell, en especial la policía del pensamiento, eran fantasías literarias. Hoy en la día democracia parece consolidada como la organización de gobierno y distribución de poder hegemónica en la Tierra, mientras que los neurólogos aseguran que el control mental de los ciudadanos a través de chips integrados en el cerebro será pronto tecnológicamente viable. Las fantasías más siniestras de Orwell son ahora proyectos de investigación patrocinados por capital privado y público, y los amantes de las lecturas paranoicas, o cualquier lector en esta era de sobresaturación informativa, pueden encontrar nuevos motivos de refinado y aterrador placer en esta novela, una de las más inquietantes y atractivas del siglo xx.

Product Details

ISBN-13: 9788423343362
Publisher: Planeta Publishing Corporation
Publication date: 07/20/2010
Series: 1984
Sold by: Planeta
Format: eBook
Pages: 400
File size: 660 KB
Language: Spanish

About the Author

George Orwell (Motihari, India, 1903 - Londres, 1950), cuyo nombre real era Eric Blair, fue novelista, ensayista brillante y maestro de periodistas. Podría decirse que su breve vida resume los sueños y las pesadillas del mundo occidental en el siglo XX. Nació en la India británica en el seno de una familia de clase media, estudió con una beca en el exclusivo colegio de Eton, sirvió en la Policía Imperial en ultramar (Los días de Birmania, 1934), volvió a Europa, donde vivió a salto de mata (Sin blanca en París y Londres, 1933), regresó a la Inglaterra rural y empezó allí el ejercicio de la docencia (La hija del clérigo, 1935), escribió sobre la clase obrera inglesa y la explotación (Que no muera la aspidistra, 1936; El camino a Wigan Pier, 1937), recogió su experiencia de lucha contra el fascismo en la turbulenta Guerra Civil española (Homenaje a Cataluña, 1938), vislumbró en la convalecencia posterior el derrumbe del viejo mundo (Subir a por aire, 1939), colaboró con la BBC durante la Segunda Guerra Mundial, se consagró en el Tribune y el Observer como uno de los mejores prosistas en lengua inglesa (entre su vasta producción ensayística cabe destacar El león y el unicornio y otros ensayos, 1940), fabuló las perversiones del socialismo (Rebelión en la granja, 1945) y llegó a anticipar nuevos tipos de sociedad burocrática e hiperpolítica (1984, 1949). A pesar de su temprana muerte, se le sigue considerando la conciencia de una generación y una de las voces más lúcidas que se han alzado contra toda clase de totalitarismos.

What People are Saying About This

Anthony Burgess

1984 is a fantasy about disaffected journalists, novelists, poets, professors, and schoolmasters imposing an idealistic philosophy on the countries of the West — amalgamated into the superpower Oceania — which is no more than a notion of the nature of reality forged in an Oxford or Cambridge common room.

V. S. Pritchett

The most solid, the most brilliant thing George Orwell has done.

Alfred Kazin

1984 has been an extraordinary experience for me. It is...overwhelming in its keenness and prophetic power. I hardly know which to praise more -- Orwell's insight into the fate of man and its totalitarianism or his compassion for him.

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