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1 De Enero Confianza
María, Madre De Jesús
Siglo Primero
Libros de citas. Planificadores. Calendarios. Diseñamos nuestro presente, planeamos nuestro futuro y revisamos nuestro pasado. Sabemos exactamente dónde queremos estar y cómo queremos llegar hasta allí. Y entonces sucede; lo inesperado, lo no planeado, lo no previsto. La muerte de un miembro de la familia. Un cambio de trabajo. Una enfermedad grave. Nuestras vidas cuidadosamente ordenadas saltan hechas añicos y tenemos que recoger los peda-citos.
¿Cómo reaccionamos cuando suceden cosas que no podemos controlar? ¿Nos alzamos contra el cielo, exigiendo respuestas, o aceptamos, confiando en que todo se desarrollará según el plan divino?
María no esperaba, ciertamente, que un ángel se le apareciese y le preguntase si deseaba volverse madre del Mesías. Naturalmente, tenía algunas preguntas (por ejemplo, ¿cómo puede suceder esto si no estoy casada ni mantengo relaciones sexuales?) Sin embargo, una vez que sus preguntas fueron resueltas, contestó Fiat («Hágase conmigo según la voluntad de Dios»). Estaba dispuesta a confiar, incluso si ello suponía el misterio y lo desconocido.
Al empezar un nuevo año, resolvamos aceptar con gozo los quiebros y giros de la vida. Abramos nuestros corazones al milagro de cada nuevo día, y confiemos en que nuestras vidas se están desarrollando del modo en que deberían.
¿He de tener el control de todo? ¿En qué áreas puedo permitir que los demás tengan algo que decir?
Hoy, y todos losdías, confiaré en la bondad y sabiduríade la vida.
2 De Enero Perseverancia
San Basilio el Grande
329-379
¿Sientes a menudo que cuando ganas pierdes? San Basilio el Grande podría rubricarlo. Arzobispo de lo que ahora constituye el sureste de Turquía y fundador del que probablemente fuera primer monasterio en Asia Menor, San Basilio estuvo profundamente implicado en la lucha contra los arrianos, que argumentaban que Jesús no era ni divino ni eterno. En sus intentos por defender la fe, Basilio fue acusado él mismo de herejía. Frustrado y desanimado, escribió: «Por mis pecados, parezco no tener éxito en nada.»
A menudo, cuando las luchas de la vida consumen nuestra energía, también nosotros nos sentimos fracasados en todo. Nuestros triunfos pasados se desvanecen ante el peso del fracaso presente, y nos sumimos en la compasión de nosotros mismos. Nos sentimos tentados de abandonar.
Incluso un santo tan grande como Basilio el Grande no fue inmune a tal tentación. Sin embargo, no permitió que los pensamientos negativos gobernasen su vida. Continuó predicando con tal celo que hoy en día es considerado como uno de los más eminentes instructores de la Iglesia.
San Basilio no se rindió a la vista del fracaso aparente. Siguió adelante, incluso cuando sin duda hubiera preferido retirarse al santuario de su monasterio. Su vida demuestra que la perseverancia es simplemente otro nombre para el éxito. Cuando nos sintamos tentados a abandonar, recordemos, como dijo Charles Spurgeon, que «Gracias a la perseverancia el caracol alcanzó el Arca». Podemos emular nosotros el ejemplo de Basilio el Grande.
¿Cómo reacciono cuando me siento un fracasado? ¿Qué me hace ir para delante cuando más desanimado me siento?
Me concedo crédito por todo lo que he conseguido
3 De Enero Alimento
Santa Genoveva
c. 500
La mayoría de nosotros pasamos mucho tiempo cada día teniendo que ver con el alimento. Paradójicamente, uno de los momentos en que más tenemos que concentrarnos en el alimento es cuando menos estamos comiendo: durante una dieta. Muchas personas sometidas a régimen pesan y miden constantemente las raciones, evaluando el contenido en grasas y tratando de convencerse a sí mismas de que una zanahoria sabe mucho mejor que un trozo de queso.
Se dice que Santa Genoveva, que vivió en París en los tiempos en que Atila el Huno andaba saqueando la mayor parte de Europa Occidental, únicamente comía pan de centeno con unas pocas judías—y esa comida tan escasa sólo domingos y jueves—. Aunque no podamos saber si la historia es cierta, caso de que lo sea mantuvo una dieta muy estricta durante la mayor parte de su vida.
¿Por qué, pues, es la santa patrona de París? Cuando Childerico, rey de los francos, sitió la ciudad, sus moradores se vieron acuciados por el hambre. Santa Genoveva dirigió una compañía en busca de alimento, y trajo de vuelta varias barcas llenas de cereales. A ella, que apenas comía nada, se la recuerda por haber alimentado una ciudad.
A veces, en nuestra búsqueda del cuerpo perfecto, tratamos el alimento como si fuera el enemigo. El alimento, en y por sí mismo, no es ni bueno ni malo. Puede ser un medio de disciplina, como lo fue para Santa Genoveva, o una fuente de salvación, como lo fue para el pueblo de París. La clave está en saber, como Genoveva, quién es quién.
¿Hasta qué punto es importante el alimento en mi vida? ¿Uso el alimento o dejo que él me use a mí?
Doy gracias por el alimento que como, que me da vida y me sostiene a lo largo del día.
365 Santos/365 Saints SPA
Su Guia diaria de meditacion. Copyright © by Woodeene Koenig-Bricker. Reprinted by permission of HarperCollins Publishers, Inc. All rights reserved. Available now wherever books are sold.
