A Mi Manera

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by Raul G Farias Arizpe
A Mi Manera

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Overview

Hay un relato proftico de Mahoma que dice que en la vida hay que hacer tres cosas, tener un hijo, plantar un rbol y escribir un libro. Yo tengo cuatro hijos, plant muchos rboles y este es mi libro. Debo aclarar que mi intencin no es escribir un best seller ni un libro para ser vendido, distribuido ni nada por el estilo, la nica intencin de escribir este libro es plasmar en un documento, para m y si acaso para mis hijos, nietos y quiz bis-nietos, algunos aspectos de la vida de su padre, su abuelo y tal vez hasta de su bisabuelo. Jos Ma. Napolen resume muy bien mi actitud hacia la vida. l dice: Nada te llevars cuando te marches Cuando se acerque el da de tu final Vive feliz ahora mientras puedas Trata de ser feliz con lo que tienes Vive la vida intensamente Luchando lo conseguirs Dedico este libro a mis padres Ral y Josefina. Ellos me ensearon a enfrentarme a la vida; a Chiquis, mi esposa, que me ha acompaado a enfrentarme a la vida y a mis hijos y nietos, quienes me han hecho ms placentero este enfrentamiento. Los datos biogrficos fueron obtenidos de los libros Nuestra familia Faras, de Don Fernando Faras de la Garza; The Farias chronicles, anecdotario de Don George Faras, cuyas historias se remontan al Portugal del siglo XII y a un compendio que me facilit mi primo Enrique Faras Pars. Todo el resto es producto de mis re-cuerdos, si en algo me equivoqu u omit pido una disculpa, aunque espero que el lector comprenda que la memoria, como todo lo dems con los aos se va deteriorando.

Product Details

ISBN-13: 9781490789323
Publisher: Trafford Publishing
Publication date: 06/30/2018
Sold by: Barnes & Noble
Format: eBook
Pages: 170
File size: 61 MB
Note: This product may take a few minutes to download.
Language: Spanish

Read an Excerpt

CHAPTER 1

INTRODUCCIÓN

Hay un relato profético de Mahoma que dice que en la vida hay que hacer tres cosas, tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro.

Yo tengo cuatro hijos, planté muchos árboles y este es mi libro.

Debo aclarar que mi intención no es escribir un best seller ni un libro para ser vendido, distribuido ni nada por el estilo, la única intención de escribir este libro es plasmar en un documento, para mí y si acaso para mis hijos, nietos y quizá bisnietos, algunos aspectos de la vida de su padre, su abuelo y tal vez hasta de su bisabuelo.

José Ma. Napoleón resume muy bien mi actitud hacia la vida. Él dice:

Nada te llevarás cuando te marches Cuando se acerque el día de tu final Vive feliz ahora mientras puedas Trata de ser feliz con lo que tienes Vive la vida intensamente Luchando lo conseguirás

Dedico este libro a mis padres Raúl y Josefina. Ellos me enseñaron a enfrentarme a la vida; a Chiquis, mi esposa, que me ha acompañado a enfrentarme a la vida y a mis hijos y nietos, quienes me han hecho más placentero este enfrentamiento.

Los datos biográficos fueron obtenidos de los libros Nuestra familia Farías, de Don Fernando Farías de la Garza; The Farias chronicles, anecdotario de Don George Farías, cuyas historias se remontan al Portugal del siglo XII y a un compendio que me facilitó mi primo Enrique Farías Parás.

Todo el resto es producto de mis recuerdos, si en algo me equivoqué u omití pido una disculpa, aunque espero que el lector comprenda que la memoria, como todo lo demás con los años se va deteriorando.

CHAPTER 2

FARIAS

Apellido noble de origen portugués, cuya casa primitive está en el monte de Franqueira, de la ciudad de Barcelos, Portugal. En su cima se encuentra el Castillo de los Faria que fue construido durante el reinado de Alfonso III (1246-1279) y que perteneció a Don Gonzalo Gómez Faria.

En el siglo XV varios caballeros Faria viajaron a España, época durante la cual el apellido se hispanizó a Farías. Debido a sus inclinaciones bélicas, algunos ingresaron a la militar y religiosa de la Orden de Santiago en 1577.

En Madrid se estableció Felipe de Farías, originario de Lisboa, caballero de la Orden Lusitana de Cristo y se casó con Doña Inés de Mendoza durante el reinado de Carlos I de España, V del Sacro Imperio Romano Germánico (1520-1558).

Los descendientes de este matrimonio se diseminaron por Andalucía, Marruecos e Islas Canarias; de Málaga algunos descendientes emigraron al Nuevo Mundo.

En 1777 llegó al Presidio del Río Grande de San Juan Bautista en el norte de Coahuila, Nueva España, el caballero Juan Francisco Farías casado con Catarina Rodríguez; su tercer hijo, José Andrés Farías, nació en San Pedro de las Colonias, Coahuila, en 1780.

José Andrés Farías llegó a Laredo como miembro de la Tercera Tropa de Caballería de Nuevo Santander y ahí se convirtió en un brillante militar.

En marzo de 1811, el cura Miguel Hidalgo y su ejército de rebeldes salió de Saltillo a Monclova, esto fue sabido en Laredo por el capitán Ramón Díaz Bustamante, quien acudió con 170 hombres a hacerle frente al cura Hidalgo; el 21 de marzo de 1811 capturó a muchos insurgentes en Pozos de Bajan y las tropas de Laredo estaban por sorprender a 204 rebeldes en Real Boca de Leones.

En una carta escrita en Monclova en mayo 12 de 1811 por el entonces gobernador de Nuevo León Simón de Herrera al comandante militar Félix María Calleja, le encomienda que Don José Andrés Farías ejerza las funciones de asistente y prosecutor de los cargos hechos en contra de los insurgentes capturados.

Al relatar esta historia, el autor, Isidro Viesca Canales confirma que entre los Hombres más destacados del capitán Bustamante figura el alférez retirado Don José Andrés Farías.

En el verano de 1813 pasó por Laredo un gran regimiento español en ruta hacia San Antonio de Béxar para detener lo que se conoce en la historia como la expedición Gutiérrez-Magee en efecto de la primera revolución de Texas.

Don Joaquín Arredondo, comandante general de las provincias interiores del Este, encomendó al teniente José Andrés Farías mandar las tropas del norte hacia el sur de San Antonio; a este se le conoce como el Condado de Atascosa.

Arredondo rodeó al Ejército rebelde el 18 de agosto de 1813, en la Batalla de Medina, que fue una de las más sangrientas al oeste del Mississippi, en ella perecieron aproximadamente mil hombres. Arredondo capturó San Antonio de Béxar y procedió a establecer la corona Española.

En su reporte al virrey Félix María Calleja, Arredondo conmemoró a muchos de sus hombres por su valentía, en este reconocimiento de los Oficiales de Caballería, Arredondo realza dentro de la lista de tenientes a Don José Andrés Farías, quien junto con otros oficiales demostraron coraje, ardor y entusiasmo al mandar sus tropas y cumplir con su deber. Es interesante resaltar que uno de los tenientes citados en el reporte fue Antonio López de Santana, el futuro Napoleón del Oeste.

José Andrés Farías fue nombrado Alcalde de Laredo en 1816; y debido a su entrenamiento y actitud militar fue muy enérgico y conservador durante su administración.

Don José Andrés Farías y Guadalupe Sánchez tuvieron siete hijos y adoptaron a una niña que aparentemente fue dejada en la puerta de su casa, su hijo mayor nació el 9 de enero de 1807 y fue Juan Francisco Farías, quien, como su padre, nació en San Pedro de Las Colonias, Coahuila. Del resto de sus hermanos no se tiene ningún rastro, las familias Farías de Laredo son todas descendientes de Juan Francisco Farías.

Los archivos de San Andrés de Nava, Coahuila, muestran que el 30 de junio de 1805 tuvieron otro hijo, Antonio Farías Rodríguez, quien se casó con Gertrudis Treviño y sus padrinos fueron José Andrés Farias y Guadalupe Sánchez, hermano y cuñada; de esta familia no hay huellas de descendencia.

El primogénito Juan Francisco Farías se casó con María Inocenta Benavides, viuda del capitán José Cayetano de la Garza, a quien los indios mataron en alguna batalla desconocida y con quien tuvo dos prominentes hijos, Lázaro y Cayetano, quienes sirvieron como jueces en el Condado de Webb, Texas.

Juan Francisco y María Inocenta tuvieron 11 hijos propios: Francisco, Encarnación, Trinidad, Ignacia, Antonio, Matiana, María de Jesús, Andrés Macario, María Guadalupe, Manuelita y Gregorio.

La familia de Francisco, el hijo mayor, se casó con Francisca Benavides, cuya descendencia es la línea que permanece en Laredo.

La familia de Andrés Macario, octavo hijo de Juan Francisco, es muy extensa y es de donde provengo yo; Andrés (mi bisabuelo) se casó con Nemesia Hernández el 3 de julio (mi cumpleaños) de 1867 y tuvieron 15 hijos; esta familia vive a lo largo y ancho de la República Mexicana; algunas de la familia viven en Monterrey y Torreón.

El sexto hijo de Andrés y Nemesia, Andrés Librado Farías Hernández, fue el 12º Presidente Municipal de Torreón; asumió el cargo el 3 de abril de 1914, directamente del general Francisco Villa, después que Torreón cayó en manos de los rebeldes; terminó su gestión en septiembre de 1915, tiempo durante el cual desarrolló varios trabajos de importancia.

Un nieto de Andrés M. Farías, hijo José Faustino Farías, el décimo de su descendencia, es Luis M. Farías, quien fue Gobernador de Nuevo León, presidente en la Cámara de Diputados, senador y presidente Municipal de Monterrey; además fue catedrático de la Universidad, comentarista en la radiodifusora XEW-AM y escritor.

La hermana mayor de Luis M. Farías, Benedicta Farías Martínez, está casada con Pedro Montalbán, hermano mayor del artista de cine Ricardo Montalbán.

Otro nieto de Andrés M. Farías y Nemesia, hijo de Fernando Andrés Farías de la Garza, séptimo de su descendencia, es el autor del libro Nuestra Familia Farías, editado en 1976.

En la Convención de Laredo celebrada en enero 17 de 1848, los líderes Federalistas, de Nuevo León, Tamaulipas y Coahuila declararon su Independencia del México Centralista con deseos de volver a la Constitución de 1824, en la República del Río Grande, fue creada por ambición del licenciado Antonio Canales, Jesús Cardanes fue nombrado Presidente, Francisco Vidaurri y Villaseñor vicepresidente y Antonio Canales comandante en jefe de un ejército que no existía, Juan Francisco Farías fue nombrado Secretario de la República.

Después del Tratado de Guadalupe-Hidalgo en 1848, muchos laredoenses lo interpretaron como si fuera para salir de Laredo, Texas al lado mexicano, muchos de ellos salieron al lado mexicano y otros, entre los que estuvo Juan Francisco Farías, decidieron aplicar la ciudadanía americana; en abril 27 de 1857 adquirió la ciudadanía. En enero de 1876 Juan Francisco fue Alcalde de Laredo y asumió una carrera oficial para su ciudad.

En enero 1 de 1872, en la Iglesia de San Agustín, Manuelita Farías contrajo matrimonio con Evaristo Madero, un hombre de 43 años viudo de Rafaela Hernández, los casó el reverendo J.C. Neraz y sus padrinos fueron su hermano Andrés M. Farías y su cuñada Nemesia Hernández de Farías.

El nieto de Manuelita, Francisco I Madero, llegó a ser Presidente de la República Mexicana. Los Madero fueron sobresalientes por su energía, sobriedad y sentido de negocios.

Muchos hicieron grandes fortunas; Evaristo en particular, poseía una de las diez fortunas más grandes de México, tenía ranchos de 800 mil hectáreas, plantas textiles, viñedos, minas, y plantaciones de hule, fue Gobernador de Coahuila y fundó el primer Banco en el norte de México, Banco de Nuevo León.

CHAPTER 3

32 GENERACIONES FARIAS

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CHAPTER 4

MIS ORIGENES

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CHAPTER 5

MI VIDA

Ayer no resucita. Lo que hay atrás no cuenta. Lo que vivimos ya no está. El amanecer nos entrega la primera hora. Y el primer ahora de otra vida. Lo único de verdad nuestro, es el día que comienza.

JOSE EMILIO PACHECO

Estoy plenamente consciente que tengo una deuda impagable con Dios Nuestro Señor, pues me ha dado una vida inmerecida y plena.

Tengo casi 75 años, nací en Monterrey cuando el mundo estaba en guerra y en México, especialmente en Monterrey, se vivía una economía favorable por las exportaciones a Estados Unidos.

Durante mi niñez vivimos en la calle Mapimí, de la colonia María Luisa, vecina al Obispado. Nuestra casa estaba cerca de la de mis abuelos maternos y paternos, y teníamos vecinos con hijos de mi edad. Por la calle Degollado vivían mis abuelos paternos: Enrique Farías Hernández y Mercedes Muguerza Lafón.

Por el lado de mi madre, Emilio Arizpe Santos y Elena de la Maza Icaza, que aunque eran de Saltillo vivían en Monterrey debido a una afección cardiaca de mi abuelo. Él viajaba seguido a Saltillo, a donde me gustaba mucho acompañarlo a supervisar su embotelladora de Coca Cola.

Ambas familias eran empresarias. Por el lado de mi padre, mi bisabuelo, don José A Muguerza, fue un gran emprendedor y, entre otras empresas, fue fundador de Cer-vecería. En 1934, ante la falta de un centro de salud bien provisto en la ciudad, construyó el Hospital Muguerza; en ese entonces solo existía el Hospital Civil, pequeño y mal equipado. El IMSS se creó hasta 1943.

Mi padre, también emprendedor, fundó junto con su hermano Enrique la empresa Farías S.A; así que yo, desde pequeño, quise tener un negocio. Las cicunstancias no me lo permitieron; entré a estudiar Contaduría Pública al Tecnológico de Monterrey, en donde nos enseñaban a ser buenos empleados, ya que para eso fue creado en 1943. Salí de ahí buscando un empleo y por esa razón se dilató mucho mi ilusión de llegar a ser un empresario. Pero eso es materia del capítulo en el que comentaré sobre mi trabajo.

Soy primogénito de siete hermanos, nací el 3 de julio de 1943, me imagino que en el Hospital Muguerza. De mis primeros años sólo recuerdo que mi mamá caminaba tanto a casa de sus papás como a casa de mis abuelos paternos, y seguido me cargaba e íbamos a visitar sobre todo a los primeros. Cuando tenía cuatro años nos cambiamos a la Colonia Las Lomas, calle Adolfo Prieto (hoy Ángel Martínez Villarreal) 2719, casa que habité hasta que me casé.

De los primeros recuerdos con mi ma-má nunca olvidaré que, cuando tenía cinco o seis años, estando en el balcón de la casa de mis abuelitos en Saltillo, se me cayó al jardín una moneda de 5 pesos plata que mi papá me acababa de regalar por mi cumpleaños. Tras buscarla infructuosamente durante un tiempo que se me hizo una éternidad, mamá me dijo que ofreciera 13 centavos y 13 padres nuestros a San Antonio.

Sin saber de dónde iba a sacar los 13 centavos, pues no quería partir mi moneda, hice mi oferta y casi al instante apareció. Fue magia que se me quedó grabada para siempre y me sirvió para normar muchos aspectos de mi vida: el Señor es convenenciero, pensé, si por 13 centavos te auxilia, que será si le ofreces un poquito más.

La verdad es que el hecho me ayudó a comprender la fe ciega con que mi mamá se ponía ella y lo que la rodeaba en manos de Dios Nuestro Señor, como se puso en sus manos meses antes de partir de este mundo y al final, en su cama de Hospital, estaba tranquila.

De mi papá recuerdo que, además de que me regañaba, desde muy niño me llevaba al beisbol de perdido una o dos veces por semana a ver a los Sultanes en el Parque Cuauhtémoc. Papá tenía un palco junto con el Gato Padilla y mi tío Fernando González, que si iba era una garantía de que la pasaríamos bien, aunque no ganaran los Sultanes.

Cuando a papá se le atravesaba algo, conseguía un chofer de Farías, S.A que nos llevara al parque a mí y a mi primo Hernán González Farías. Aún hoy es fecha que puedo nombrar de memoria a cada uno de los nueve jugadores que abrían el cuadro de los Sultanes. Platicar de esto al día siguiente en el colegio era gloria pura. Esta afición me ayudó mucho a destacar en el béisbol interparroquial que jugué más adelante, en el Colegio Franco.

Otra actividad favorita de mi niñez fue que me llevaran al Contry, como le llamábamos al Monterrey Country Club, que estaba donde hoy se localiza la colonia Contry; ahí papá practicaba el golf, fue también donde conocí a muchos de mis actuales amigos y, aunque al principio de nuestras visitas sólo podíamos usar la alberca, eventualmente tomamos clases y aprendí a los siete u ocho años a jugar golf, el maravilloso deporte que se ha convertido en mi actual pasión y al que le he dedicado tanto tiempo. Nuestro profesor (de Hernán González y mío) se llamaba Margarito Solís, un Tex Mex muy apreciado por papá, por lo que le dolió mucho su trágica muerte en un accidente automovilístico.

Papá llegó a ser presidente del Contry, imagínense cómo me sentía: dueño del mundo. Fue un magnífico golfista y junto con mis tíos Javier "El Gato" Padilla, Fernando "El Apestoso" González Quijano, Fernando Méndez; y los jovencitos: mi primo Enrique "El Churrito" Farías, y Fernando "La Bachana" Garza, llevaron muy alto al golf regiomontano.

Recuerdo los torneos de Torreón, de Saltillo y de Tampico. A nivel nacional no había quién les ganara en los interclubs. En Torreón me enseñaron a fumar los amigos de Enrique, ¡qué bueno que no me prendió el hábito!

Los veranos nos llevaban seguido a mi hermana Luchi y a mí a Saltillo, y jugábamos con mis primos Marcelino y Luz María Garza Arizpe. Me gustaba estar allá pero no me gustaba el viaje porque, por lo general, duraba dos horas en el asiento de atrás del carro de mis abuelos Pande y Mande.

Papá siempre me hizo sentir que éramos importantes pues desde que me acuerdo formó parte de las mesas directivas del colegio o del club.

Mamá era lo máximo pues no importaba cuántos amigos llevaramos a la casa, siempre los hacía sentirse bienvenidos a jugar en el terreno, que era como le llamábamos a la propiedad contigua que adquirieron y anex- aron a la casa para practicar spiro, básquet, beisbol y futbol, además, por supuesto, del famoso apachurrado, que nunca entendimos por qué mamá siempre ganaba.

(Continues…)


Excerpted from "A Mi Manera"
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Copyright © 2018 Raul G Farias Arizpe.
Excerpted by permission of Trafford Publishing.
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Table of Contents

I INTRODUCCIÓN, ix,
II FARIAS, 1,
III 32 GENERACIONES FARIAS, 4,
IV MIS ORIGENES, 9,
V MI VIDA, 10,
VI COMPENDIO FOTOGRAFICO, 17,
VII MI FAMILIA, 36,
VIII MIS TRABAJOS., 47,
IX MIS AMIGOS, 56,
X PERSONAJES, 62,
XI COMPENDIO FOTOGRAFICO, 69,
XII MI LABOR SOCIAL Y COMUNITARIA, 71,
XIII MIS INQUIETUDES, 73,
XIV MIS LOCURAS, 77,
XV MIS VIAJES, 80,
XVI COMPENDIO FOTOGRAFICO, 95,
XVII MI CONCLUSIÓN, 141,
XVIII ARBOL, 142,
XIX GENEALOGICO FARIAS ARIZPE, 142,
XX AGRADECIMIENTOS, 159,

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