Chamanismo: La vía de la mente nativa

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Overview

In two parts, this concise and convivial exploration explains what shamanism entails, describes who shaman are and what they do, and chronicles the various contributions of shamanism to psychology, spirituality, and medicine. It goes on to provide an introduction to the shamanistic vision through firsthand accounts of the author's own travels throughout various regions of Latin America. It also investigates the possible connections between shamanism and depth psychology—the psychoanalytic approach to therapy and research that takes the unconscious into account—with which it shares various assumptions and techniques. What emerges is a thoroughly profound picture of a way of thought that proposes a genuine integration among human beings, nature, and the cosmos and that offers answers to crises, pain, sickness, and death.

 

En dos partes, esta exploración concisa y amena explica qué es el chamanismo, quienes son y qué hacen los chamanes, y describe las diversas aportaciones del chamanismo, tanto para la psicología y la espiritualidad como para la medicina. Luego provee una introducción a la visión chamánica a través de relatos de primera mano de los viajes del autor mismo en diferentes regiones de América Latina. También indaga en los posibles puentes entre el chamanismo y la psicología profunda—el enfoque psicoanalítico a la terapia y la investigación que toma en cuenta el inconsciente—con la que comparte varios supuestos y técnicas. Lo que resulta es una profunda imagen de un modo de pensamiento que propugna una genuina integración entre el ser humano, la naturaleza y el cosmos y que ofrece respuestas a las situaciones de crisis, dolor, enfermedad y muerte.

Product Details

ISBN-13: 9788472457249
Publisher: Editorial Kairos
Publication date: 09/01/2009
Sold by: Barnes & Noble
Format: eBook
Pages: 176
File size: 5 MB
Language: Spanish

About the Author

Manuel Almendro is a clinical psychologist and a member of the European Federation of Psychology Association. He is the director of Oxígeme, a center of psychological integration, and the author of many articles and books in his native Spanish. Pablo Amaringo is a former shaman in the Peruvian rainforest and is now a painter and instructor at the Usko-Ayar School, which he founded.

Read an Excerpt

Chamanismo

La vía de la Mente Nativa


By Manuel Almendro

Editorial Kairós

Copyright © 2008 Manuel Almendro
All rights reserved.
ISBN: 978-84-7245-724-9



CHAPTER 1

¿QUÉ ES CHAMANISMO?


«Nosotros no diagnosticamos únicamente observando la carne del cuerpo material, así, en frío, como los médicos diplomados. Apelamos a la soga del muerto para hacer un diagnóstico completo, porque el ayawaska sabe. Y una vez tomada la decisión de curar, una vez recibido el permiso, la orden, intentamos que la cura también sea completa [...], nos dedicamos a encauzarlo [al enfermo] en su sangre secreta» (Calvo, 1981, pág. 191).


Chamanismo se perfila como la palabra aceptada para dar a conocer una forma primigenia de entender el mundo; es decir, aquella que nace con el ser humano en el momento en que, preso de pánico y de ansias por saber, se asombra angustiado ante la oscuridad inmensa y los poderosos fenómenos naturales.

Por cuestión de conocimiento y respeto, hemos de reconocer que el chamanismo no se quedó ahí y que, por lo tanto, siguió las leyes de la necesidad evolutiva inherente a los seres vivos y abiertos al mundo.

Entendemos, pues, que el chamanismo ha representado una vía primordial para entrar en contacto con las fuerzas de la naturaleza con el propósito de entender y curar, y lo ha hecho desde los helados árticos hasta las cálidas selvas. Estas vías chamánicas han llevado al buscador tanto a desarrollar métodos que han surgido de ese contacto como a la transformación inexorable del propio buscador. No creamos que porque estemos resguardados tras nuestras cómodas ciudades y máquinas la naturaleza ha perdido su fuerza; basta observar a veces cómo demuestra su presencia en los medios de comunicación.

La razón de este libro y del interés por este viejo conocimiento es, por una parte, una muestra más de la necesidad de encontrarnos con esas fuerzas poderosas exteriores e interiores que se escapan a nuestro control y, por otra, la de hallar una salida a la angustia actual del hombre informático. Para ello, en este capítulo desarrollaremos los orígenes de este conocimiento, el viaje del héroe como un buscador a través de los tiempos, y el viaje de la humanidad más allá de los intereses políticos del momento.


LOS ORÍGENES DEL CHAMANISMO SE PIERDEN EN EL TIEMPO

«[...] tú frutado con las hierbas [...] ¡puerta del bosque que no tienes memoria! [...] y cuya base reposa en los infiernos, los escorpiones Girtablilu cuidan su entrada [...]»

«Nadie ha habido, Gilgamesh, que haya entrado en la montaña [...] su interior es oscuro, es densa la oscuridad, no hay ninguna luz. [...] No ha Gilgamesh paso para ese país, nadie desde que el mundo existe ha atravesado el océano, ¡Quien cruza el mar es Asmas el valeroso! [...] la travesía es difícil, muy arduo el viaje. Y, en medio, las aguas de la muerte impiden el paso [...] ¿Qué harías al llegar a las aguas de la muerte?»

«Hay un barquero de Utanapishtim, Urshanabí [...] los hombres de piedra están con él. Él en el bosque cosecha frutos [...] encuéntrate con él [...] ¡tantas pruebas! [...] ¿por qué, Gilgamesh, te has dejado invadir por la ansiedad? [...]»

«Hay una planta cuya raíz es como la del espino, como púas del rosal te punzará, pero si tu mano se apodera de esa planta rejuvenecerás.».

«Al oír esto, Gilgamesh abrió un agujero, ató a sus pies pesadas piedras que lo llevaron al fondo del Apsu y vio la planta [...]. Urshanabí, esta planta es la planta que quita la ansiedad [...]. Rejuvenece al hombre viejo» (Gilgamesh, págs. 92, 117, 139, 141, 149, 150, 159, 183, 184).


Breve historia. El 2500 a. de C. alguien escribió un poema en la lejana Babilonia en lengua acadia del que forman parte estas palabras. Posteriormente fue de versión en versión pasando de una época a otra, de una civilización a otra, hasta llegar a nuestros días. Gilgamesh nace de la angustia ante la ignorancia y la muerte. La búsqueda en este caso está llena de una sofisticación, de una agudeza que asombra. En él están todas las cuestiones que atañen al hombre de hoy día y el tiempo no ha hecho mella en esta pulsión. Es un texto de inquietante posmodernidad, que pone de manifiesto que la sabiduría a la que el chamanismo se refiere no es esclava de la historia, a pesar de que desde los tiempos presentes siempre se mire con cierto desdén y se equipare lo antiguo con lo primitivo. No parece que eso suceda con el tipo de conocimiento llamado sabiduría antigua al que algunos estudiosos denominan filosofía perenne, una actitud que muestra a través de los años el camino marcado por el ser sobrecogido por la ignorancia y la verdad incuestionable, siempre a prueba. Este poema hunde sus raíces en la búsqueda del sentido último de la vida, lo que lleva consigo un reto puesto de manifiesto a lo largo de la historia: la muerte. De hecho, en la filosofía moderna se admite que desde la lógica es imposible racionalizar el sentido último de la existencia.

Aunque situemos las prácticas chamánicas en la antigua humanidad no podemos olvidar que el conocimiento de la palabra chamán para la cultura occidental es relativamente moderno. El encuentro con este vocablo tal vez se haya producido en el siglo XVII cuando los rusos comenzaron a colonizar Siberia. Sin embargo, los primeros estudios sistematizados corresponden a los españoles que durante el siglo XVI fueron enviados por la Corona española a la Nueva España para recopilar conocimientos sobre prácticas y uso de plantas. Nos referimos a G.F. Oviedo, N. Monardes y F. Hernández y sus obras (Pardo, 2002). Como vamos a poner de manifiesto, originalmente el chamán no fue bien visto por la mayor parte de los colonizadores en todos los sitios a los que accedieron. Descalificaciones relativas a su falsedad se dieron durante la época de la Ilustración, en el siglo XVIII. A partir del nacimiento de la antropología se les calificó de primitivos y salvajes, como correspondía a las apreciaciones intelectuales. Es a partir del siglo XIX cuando algún antropólogo comienza a establecer identificaciones positivas. Al principio del siglo XX, el antropólogo danés Knud Rasmussen (1927, 1929) publicó sus vivencias, que fueron llevadas al cine, y se convirtió en un pionero entre los investigadores. Famosos antropólogos como Lévi-Strauss rompen alguna lanza a favor del chamán, pero sobre todo fue Mircea Eliade (1994), antropólogo rumano, quien al parecer entró con respeto y conocimiento en el misterio chamánico, publicando en 1951 la famosa obra El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis en la que se otorga al chamanismo rango de conocimiento religioso.

Como veremos, la explosión chamánica se va a producir en la segunda parte del siglo XX con el triunfo de los medios de comunicación y los artículos en revistas de moda como Life, en la que el banquero R. Gordon Wasson publicó sus experiencias con hongos en la sierra mazateca, México; a partir de aquí se desencadenaron las peregrinaciones de los jipis en la década de 1960 y las obras de Carlos Castaneda.

Sin embargo, más allá de la propaganda norteamericana, el chamanismo como observación participativa sigue siendo un misterio, puesto que lleva en sus tripas la transformación del propio sujeto encarado por la soledad ante lo incognoscible. El chamanismo apenas se distingue por la acumulación de datos. Quizás por ello el chamán desprecia la intelectualidad sobre el chamanismo y no me extraña que permanezca mudo cuando se le descalifica en medio de los conflictos de creencias que pretenden poseer la clave sobre la naturaleza fundamental de la realidad. No cabe duda de que no se puede hacer una apología del chamanismo como salvación en general, puesto que lo que se denomina como tal goza de puntos luminosos y prácticas terribles. (Hay perspectivas generales en Poveda [1997] y Narby y Huxley [2005].)


Del viaje del héroe

«La travesía del héroe mitológico puede ser incidentalmente concreta, pero sobre todo es interior, en profundidades donde se vencen oscuras resistencias, donde reviven fuerzas olvidadas y perdidas por largo tiempo que se preparan para la transfiguración del mundo» (Campbell, 1993, pág. 34).


La búsqueda del sentido de la vida ha estado presente desde el comienzo de los tiempos y se le ha dado el nombre de "el viaje del héroe" al aplicarla al ser humano. Nadie como Joseph Campbell ha puesto de manifiesto esta incuestionable pregunta que sienta sus raíces en lo más profundo del ser. La búsqueda del héroe está presente muchas veces de forma subliminal en todas las religiones, mitologías y sistemas humanos, dotados de una alta percepción de la realidad, es decir aquellas civilizaciones que han sido capaces de crear un cosmos. El héroe intrépido buscador del sentido atraviesa la oscuridad de la noche existencial a partir de una petición de su propio interior que le hace apartar toda distracción. De alguna forma podemos decir que pierde la condición humana atada a las convenciones. De hecho, la propia humanidad, probablemente por exigencia evolutiva, mantiene la tendencia de esta disposición hacia lo desconocido. Las enseñanzas de iniciación y regeneración, los sacramentos portadores de la gracia entregados a la antigua humanidad se mantienen a lo largo de la historia esperando la llamada interior. El viaje del héroe encara el laberinto humano anclado en la expectación, ha de atravesar el coso a fin de llegar en soledad vestido de luces y bajo la encarnación de la unidad, de lo masculino y lo femenino, hasta el encuentro con el toro-demonio, simbolizado en la montera, dando paso a la tragedia, la comedia o la epopeya. Sea cual sea el caso, hay un reconocimiento de la vida universal que requiere poner la intención en el mundo interior, donde se han de vencer oscuras resistencias y taparse con cera los oídos ante las trivialidades y las devaluaciones, a fin de llegar a la transfiguración. Los sueños presentes en todo ser viviente han representado siempre una forma común de saber "acerca de", pero a veces la vida diurna es demasiado atrayente como para que la marca deje huella.

Si queremos introducirnos en el viaje del chamán, es una buena antesala conocer el mito del viaje del héroe. La llamada interior general a toda aventura representa un primer aviso que puede ser negado –como le sucedió a la mujer de Lot o a Pablito en los relatos de Castaneda–. El buscador puede ser hostigado tanto por este aviso como por el emergente miedo a la aniquilación. Después ha de ser capaz de integrar esa llamada y confiar, según dice Campbell, en la ayuda sobrenatural para ir cruzando los umbrales, guardados por el arcádico dios Pan, generador del pánico, de la misma forma que Buda alcanzó la libertad cuando accedió al principio trascendente que está detrás de los nombres y de las formas. También en esta llamada como prueba está la probable visión del mysterium tremendum, el enigma terrorífico en la noche de Getsemaní (Otto, 1980) hasta llegar –si ha sido superado– a la beatitud indecible, el contacto con lo numinoso que justifica todo sufrimiento.

Posteriormente, llega el camino de la prueba que conlleva la humillación de los sentidos, el retiro de las cosas del mundo, como se expresa en el mito sumerio del descenso de la diosa Inanna al mundo inferior, a la gran profundidad, abandonando la Tierra. El héroe debe dejar el orgullo, atravesar el horror, la repugnancia, la locura, el fanatismo, y someterse a lo absolutamente intolerable. La aniquilación del hombre no es más que la aniquilación del ego. El encuentro con la diosa del mundo representa la última aventura, la del alma triunfante: el héroe ya puede contemplarla sin miedo, sin accidentes, y entrar en la reconciliación con el padre en la apoteosis ante una realidad que supera lo objetivo y lo subjetivo. El regreso, al igual que en el cuento budista del pastoreo del buey, supone echar una mano en el mercado. Ya puede cargar con el vellocino de oro, despertar a la princesa dormida: la humanidad. Para entonces ya ha sabido que las brujas se convierten en diosas y los dragones en guardianes de los templos, hallazgo no exento del peligro cuyo verdugo es la espada de Damocles, como atestiguan los suicidios, la existencia de los psiquiátricos y las muertes repentinas.

Puede haber una negativa al regreso humano –no es fácil volver del jardín, del paraíso–, y probablemente puede haber una huida mágica, puede que hacia el poder, lo que explica determinados personajes históricos. El regreso supone encontrarse de nuevo con las ruidosas obscenidades del mundo, el carrusel de las formas, las inestabilidades entre el júbilo y la congoja, la persecución imparable de los objetos, mundo que es desafiado por la llamada interior, puesto que ya se ha roto con lo política y socialmente correcto. Para entonces el héroe ya se ha convertido en un traductor entre los dos universos, un mito cuyo sentido es la forma como el espíritu se comunica con la realidad ordinaria.

El viaje del héroe parece formar parte de un ciclo universal, como si el propósito cósmico estuviera embarcado en un viaje semejante a gran escala y empujara así la rueda de este gigantesco proceso de evolución; como si la materia llevara consigo la durmiente plenitud del silencio que espera desplegarse bajo la propia materia, el dolor, el espacio y el tiempo. Lástima que todo este esfuerzo esté siendo considerado como una fantasía primitiva e irracional por parte del materialismo científico que inunda nuestras vidas. No olvidemos que, a partir de los nuevos paradigmas, la ciencia ya está abriendo nuevos ojos; sólo se necesita una masa crítica proporcionada por la propia evolución de la conciencia humana.

Chamanismo y el viaje de la humanidad

«¡Qué bonita sale la luna alumbrando a todo el mundo! » Ícaro Asheninka (Juan Flores).

Mircea Eliade (1994) sugiere que es lógico suponer que el ser humano desarrolló formas religiosas desde épocas anteriores a la edad de piedra, extendiéndolas posteriormente por casi todo el planeta a través de los continuos flujos migratorios bajo una forma de vida nómada y rural, apenas sujeta al calendario, espontánea y poco jerárquica. También se sugiere que esta forma chamánica de vivir haya emergido espontáneamente como una tendencia innata del ser humano para afrontar el mundo. Encarar la enfermedad, el dolor y la muerte, encarar situaciones límite, ha sido y es común a todo ser vivo, y permanece inalterable desde el origen de la humanidad. Es muy posible que estas situaciones hayan servido de detonantes para posibilitar la evolución sellando así pasos irreversibles entre un antes y un después. La toma de decisiones y el arrojarse a iniciativas desconocidas deben de haber marcado el rumbo humano. El descubrimiento y utilización consciente del fuego fue una de las grandes consecuencias de este ánimo evolucionista, que se remonta a unos 400.000 años, y con ello numerosas ceremonias vinculadas a esa práctica. La custodia del fuego, por razones de seguridad, de necesidad y de simbolismo, está presente en muchos pueblos del planeta. El fuego limpia y purifica, como también las cenizas, poniendo de manifiesto la impermanencia de nuestro mundo.

Se da por descontado que las sustancias inductoras de otras formas de ver la realidad han estado siempre presentes en la evolución humana, y se han encontrado restos de ellas en tumbas milenarias. Krippner y Winkelman (1983), recogiendo diversos estudios y a partir de los procesos perceptivos, exponen el valor de las bases neurológicas estructuradas que permiten ese "poder perceptivo", tanto en el orden mágico como en el estético.

La muerte ha sido compañera fiel del chamanismo. El culto a los muertos seguramente marca una clave en la adquisición de una memoria colectiva, pero sobre todo la muerte, desde el comienzo de la historia humana hasta la actualidad, marca el desafío de nuestra incertidumbre y de nuestra necesidad de entendimiento. De hecho, entre el cerebro del hombre de Cro-magnon (30.000 años) y el nuestro actual no existen iferencias (Rubia, 2006). Por lo tanto en el chamanismo ya ha existido un desafío del ser humano a la muerte, además de una lucha para superar la enfermedad, y en todo este entramado vital, en el chamanismo ha existido una forma de dar sentido a la colectividad y a la vida frente a lo inabarcable que no ha menguado ni un ápice desde la época de las cavernas hasta la de los rascacielos.

Si el chamanismo es esencialmente un método, como sostiene Michael Harner (Almendro 1996), desde luego ha sido el primero en tantear y conseguir un acercamiento entre el ser humano, la naturaleza y el cosmos, y en dar respuestas frente a la crisis, el dolor, el miedo, la enfermedad, el poder y la muerte.

A partir de la devaluación como primitivismo, podemos plantearnos si la mente nativa, la atención limpia de la niñez de la humanidad, puede llegar a ser un buen método. ¿Esta condición de inocencia –limpia de los intereses mediáticos y a veces perversos del mundo de hoy– como la mirada de un niño daría garantías de que es la actitud clave para obtener el calor y el conocimiento? Curiosamente, la atención inocente es la atención del zen, y sus maestros señalan que representa a la Gran Mente, la cual atraviesa civilizaciones y, a semejanza del fuego, mantiene el misterio.


(Continues...)

Excerpted from Chamanismo by Manuel Almendro. Copyright © 2008 Manuel Almendro. Excerpted by permission of Editorial Kairós.
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Table of Contents

Contents

Prólogo,
Introducción,
Parte I UN MUNDO CHAMÁNICO,
1. ¿Qué es chamanismo?,
2. ¿Qué es un chamán?,
3. El viaje chamánico,
4. Métodos chamánicos,
5. Confrontación, conflictos y entros,
Parte II EN EL CAMINO,
6. Mi deuda,
7. El chamanismo inspirador,
8. Se hace camino al ...,
9. Una ingeniera en la selva,
Parte III EPÍLOGO,
Chamanismo en el tercer milenio,
Bibliografía,

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