Crónica mexicana
Hernando de Alvarado Tezozómoc (México-Tenochtitlan c 1520 y 1530-después de 1609). México.
Era nieto por parte de madre y sobrino-nieto por parte de padre del huey tlatoani mexica, Moctezuma. Se cree que estudió en el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, aunque no hay pruebas rotundas al respecto. Suele decirse también que fue nahuatlato (experto intérprete de náhuatl) en la Real Audiencia de México.
Sus obras más conocidas son la presente Crónica mexicana, escrita en castellano hacia 1598, que relata la salida de Aztlan de los aztecas-mexicas y termina con el inicio de la conquista; y la Crónica mexicáyotl, compuesta en náhuatl en 1609, que relata las genealogías de los más altos pipiltin (nobles) mexicas, y exhibe sus méritos y derechos.
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Crónica mexicana
Hernando de Alvarado Tezozómoc (México-Tenochtitlan c 1520 y 1530-después de 1609). México.
Era nieto por parte de madre y sobrino-nieto por parte de padre del huey tlatoani mexica, Moctezuma. Se cree que estudió en el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, aunque no hay pruebas rotundas al respecto. Suele decirse también que fue nahuatlato (experto intérprete de náhuatl) en la Real Audiencia de México.
Sus obras más conocidas son la presente Crónica mexicana, escrita en castellano hacia 1598, que relata la salida de Aztlan de los aztecas-mexicas y termina con el inicio de la conquista; y la Crónica mexicáyotl, compuesta en náhuatl en 1609, que relata las genealogías de los más altos pipiltin (nobles) mexicas, y exhibe sus méritos y derechos.
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by Fernando Alvarado Tezozomoc
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Hernando de Alvarado Tezozómoc (México-Tenochtitlan c 1520 y 1530-después de 1609). México.
Era nieto por parte de madre y sobrino-nieto por parte de padre del huey tlatoani mexica, Moctezuma. Se cree que estudió en el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, aunque no hay pruebas rotundas al respecto. Suele decirse también que fue nahuatlato (experto intérprete de náhuatl) en la Real Audiencia de México.
Sus obras más conocidas son la presente Crónica mexicana, escrita en castellano hacia 1598, que relata la salida de Aztlan de los aztecas-mexicas y termina con el inicio de la conquista; y la Crónica mexicáyotl, compuesta en náhuatl en 1609, que relata las genealogías de los más altos pipiltin (nobles) mexicas, y exhibe sus méritos y derechos.

Product Details

ISBN-13: 9788498971743
Publisher: Linkgua
Publication date: 08/31/2010
Series: Historia , #19
Sold by: Bookwire
Format: eBook
Pages: 418
File size: 2 MB
Language: Spanish

About the Author

Hernando de Alvarado Tezozómoc (México-Tenochtitlan c 1520 y 1530-después de 1609). México. Era nieto por parte de madre y sobrino-nieto por parte de padre del huey tlatoani mexica, Moctezuma. Se cree que estudió en el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, aunque no hay pruebas rotundas al respecto. Suele decirse también que fue nahuatlato (experto intérprete de náhuatl) en la Real Audiencia de México.

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Crónica Mexicana


By Hernando de Alvarado Tezozomoc

Red Ediciones

Copyright © 2015 Red Ediciones S.L.
All rights reserved.
ISBN: 978-84-9897-174-3



CHAPTER 1

Aquí comienza la Crónica mexicana. Trata de la descendencia y linaje, venida a esta Nueva España los indios mexicanos que habitan en este Nuevo Mundo, el tiempo que llegaron en la ciudad de México Tenochtitlan, asiento y conquista que en ella hicieron y hoy habitan, residen en ella, llamado Tenochtitlan

La venida que hicieron y tiempos y años que estuvieron en llegar a este Nuevo Mundo, adelante se dirá. Y así, ellos propios persuadiendo a los naturales, por la estrechura en que estaban, determinó y les habló su dios en quien ellos adoraban, Huitzilopochtli, Quetzalcoatl, Tlalocateutl y otros, como se irá tratando. La venida de estos mexicanos muy antiguos, la parte que ellos vinieron, tierra y casa antigua llaman hoy día Chicomoztoc, que dice Casa de siete cuevas cavernosas; segundo nombre llaman Aztlan, que es decir Asiento de la garza. Tenían las lagunas de su tierra, Aztlan, un cu y en ella el templo de Huitzilopochtli, ídolo dios de ellos, y su mano una flor blanca con la propia rama del grandor de una rosa de Castilla, de largor de más de una vara en largo, que llaman ellos aztaxochitl, de suave olor. Antiguamente ellos se jactaban llamarse aztlantlaca; otros les llamaron aztecas mexitin, que este nombre de mexitin es decir mexicano, como más claro decir al lagar manantial de la uva, así mexi, como si del magué saliera manantial, y por eso son ellos agora llamados mexicanos, como antiguamente se nombraban mexica, chichimeca (mexicano, serranos, montañeses), y agora por el apellido de esta tierra y ciudad de México Tenochtitlan. El tiempo que en ella llegaron, viniendo huyendo desbaratados de los naturales indios de Culhuacan, su vecino, que agora es a 2 leguas de su ciudad, persuadidos del demonio Huitzilopochtli, llegaron a la dicha ciudad, que es agora México Tenochtitlan, porque el día que llegaron en esta laguna mexicana en medio della estaba y tenía un sitio de tierra y en él una peña y encima de ella un gran tunal; y en la hora que llegaron con sus balsas de caño y carrizo hallaron en el sitio la dicha piedra y tunal y al pie dél un hormiguero, y estima encima del tunal una águila comiendo y despedazando una culebra; y así tomaron el apellido y armas y divisa, el tunal y águila, que es tenochca o tenochtitlan, que hoy se nombra así. Y al tiempo que llegaron a esta ciudad habían andado y caminado muchas tierras, montes, lagunas, ríos, primeramente las más de las tierras y montes que hoy habitan en Chichimecas, que es por Santa Bárbara, Minas de San Andrés Chalchihuites y Guadalajara, Xuchipila, hasta Michoacan, y otras muchas provincias y pueblos. Y en las partes que llegaban, si les parecía tierra fértil, abundosa de montes y aguas, hacían asiento cuarenta años y en partes treinta, otras veinte y diez, y en otras tres y dos y un año, hasta en tanta disminución que de veinte días, y luego alzaban el sarzo por mandato de su dios Huitzilopochtli, les hablaba y ellos respondían y luego a su mandato, les decía: «Adelante, mexicanos, que ya vamos llegando al lugar», diciendo: «Ca ça achitonca tonnenemican mexia». Y trayendo ellos siempre su matalotaje, las mujeres cargadas con ello y los niños y viejos, y los mancebos cazando venados, liebres, conejos, ratones y culebras venían dando de comer a los padres, mujeres, hijos. Su comida que traían era maíz y frisol, calabazas, chile, xitomate y miltomate, que iban sembrando y cogiendo en los tiempos y partes que descansaban y hacían asiento, como dicho es. Y como liviano que era el chian y huauhtli, lo traían cargado los muchachos. Pero, sobre todo, en las partes que llegaban, lo primero hacían hacer el cu o templo de su ídolo, dios de ellos, Huitzilopochtli, y como venían cantidad dellos, eran de siete barrios, cada uno de su barrio traía el nombre de su dios, como era Quetzalcoatl, Xocomo y Matla, Xochiquetzal y Chichitic, Centutl y Piltzinteuctli, Meteutl y Tezcatlypuca, Mictlanteuctli y Tlamacazqui y otros dioses, que aunque cada barrio de los siete traía señaldo su dios, traían asimismo otros dioses con ellos, y los que más hablan con los indios eran Huitzilopochtli y Tlacolteutl y Mictlanteuctli. El uno de los barrios se llamaba Yopica y Tlacochcalca y el tercero barrio Huitznahuac y Cihuatecpaneca y Chalmeca y Tlacatecpaneca, y el seteno barrio se llaman Izquiteca. Y en las partes que llegaban que era tierra inútil, dejaban con ojos liebres vivas y se multiplicaban, y en partes que les apellidaban sus dioses a caminar, dejaban en mazorca el maíz, en partes en flor y en partes la llevaban recién cogida la sementera. De manera que venían caminando y haciendo labores y casas y torres de sus ídolos, hasta que llegaron a Culiacan y Jalisco y otras muchas partes y lugares, que les iban poniendo nombres, hasta llegar a Michoacan y hacer asiento en él, dejando y sembrando siempre de su descendencia y generación. Y llegaron a Malinalco y, llegados primero a Michoacan hombres y mujeres comenzaron a retozar en el agua de gran contento, adonde es agora Pascuaro, y los otros mexicanos, sus consortes, viendo cantidad dellos se quedaban, les tomaron forciblemente sus mantas y atapador de sus vergüenzas (maxtli) y a las mujeres sus huipiles y naguas, de manera que los varones quedaron sin ataparse sus vergüenzas y las mujeres, con la prisa, hicieron manera de capizayo o capote vizcaíno, llaman ellos cicuilli, que hoy día las traen puestas por la calor que allí hace. Los varones usaron el traje manera de huipil, con su hombro labrado. Y la hermana mayor que allí quedó con ellos, llamada Malinalxoch, que se intitulaba ser asimismo hermana del dios Huitzilopochtli, venía con ellos, después de haber consolado a los que quedaron en la parte de Michoacan. Y trayéndola los padres antiguos dellos, los más ancianos, que la traían en guarda, dejándola dormida un monte, la dejaron por de mala disistión, con muchos resabios, usando con ellos de sus artes, que mataba a muchos de ellos, que mirando a una persona, otro día moría, le comía vivo el corazón y sin sentir comía a uno la pantorrilla estándolo mirando, que es lo que llaman entre ellos agora teyolocuani, tecotzana, teixcuepani, que mirando alguno y el que miraba si a un monte o río le trastornaba la vista, que le hacía tender ver algún gran animal o árboles y otras visiones de espanto; y durmiendo una persona lo traía de su dormitorio cargada a cuestas y hacía venir una víbora u otra sierpe, se la echaba alguno, por lo consiguiente un alacrán, que todas animales ponzoñosas llamaba con ellas hacer muchos males y daños causar muchas muertes, cientopiés, arañas ponzoñosas; y usar del arte de bruja, que se trasformaba del ave o animal que ella quería. Y por esta causa el dios Huitzilopochtli permitió no traerla en compañía de los mexicanos, que la dejaron adormida en un camino, siendo como era y se jactaba de ser su hermana, la Malinalxoch, dejándola el dios y los viejos adormida. Y a esto dijo Tlamacazqui Huitzilopochtli, dijo a los viejos la solían traer cargada, que se llamaban Cuauhtlonquetzque y Axoloa el segundo y el tercero llamado Tlamacazqui Cuauhcoatl y el cuarto, Ococaltzin, díjoles: «No es a mi cargo ni voluntad que tales oficios y cargos tenía mi hermana Malinalxoch desde la salida hasta aquí, y cómo asimismo también fue yo mandao de esta venida, que mi principal venida es guerra y armas, arco y flechas, rodelas se me dio por cargo traer, y mi oficio es guerra, y yo asimismo con mi pecho, cabeza, brazos todas partes tengo de ver y ser mi oficio. En muchos pueblos y gentes que hoy hay tengo de estar por delante y fronteras y aguardar gentes de diversas naciones, y y de sustentar y dar de comer y beber, y allí les tengo de aguardar y juntallos de todas suertes de naciones; y esto no graciosamente. Primero y de conquistar en guerras para tener y nombrar mi casa de preciada esmeralda, de oro, y adornada de plumería, pura casa de esmeralda preciada, transparente como un cristal, de diversas colores de preciada plumería, y en ella y de tener aves de diversas colores de preciada plumería, a la vista muy suaves y estimadas, y asimismo tener y poseer géneros de preciadas mazorcas y cacao de muchas colores; asimismo tener todas suertes de colores de algodón e hilados. Todo lo tengo de ver y tener, pues me es mandado y mi oficio, y a eso vine. Ea, pues, padres míos, recogé cantidad de matalotaje para este viaje, que allí es donde llevamos nuestra determinación y asiento». Y así, con esto, comenzaron de caminar y llegaron la parte que llaman Ocopipilla, y en este lugar no permanecieron mucho tiempo. Y vinieron en el lugar que llaman Acahualzingo, y allí asiestieron mucho tiempo y allí estuvieron hasta el postrer año llaman bisiesto, acabamiento de una vida o término de tiempo justificado, que llaman in xiuhmolpilli, en nueve términos de signo o planeta de años (chicnahui acatl), el término de años de estos antiguos mexicanos. Y, salidos de Ocopipilla y Acahualzinco, partieron de allí y vinieron a la parte que llaman Coatepec, términos de Tonalan (Lugar del Sol).

CHAPTER 2

Trata de lo que hizo, dijo la hermana de Huitzilopochtli, Malinalxoch, cuando recordó otro día, que la dejaron dormida y engañada

Recordada la Malinalxoch, comenzó a llorar y plañir reciamente y dijo a sus padres que allí quedaron con ella, diciendo: «Padres míos, ¿a dónde iremos, pues que con engaño manifiesto me dejó mi hermano Huitzilopochtli? ¿Por dónde se fue, que no veo rastro de su ida, y aquellos malvados con él? Sepamos en qué tierra fueron a parar, a dónde hicieron asiento, porque no siento en qué tierra, que toda está ya ocupada y barazada y poblada de gentes extrañas». Y así, vieron el cerro de la gran peña llamada Texcaltepetl y allí fueron a hacer asiento y lugar, y llegáronse a los naturales y vecinos de aquel lugar, llamados texcaltepecas, y rogáronle les diesen asiento y lugar en aquel peñasco, y los vecinos de allí fueron contentos de ello; y la Malinalxoch estaba ya preñada y en días de parir, y dende algunos parió un hijo le llamaron Cohuil.

Y estando de asiento en términos de Texcaltepec, los lados que llamaron el sitio Coatepec, allí se mostraron los mexicanos chichimecos, y los moradores cercanos, serranos otomís, murmurando unos y otros, decían: «¿Qué gentes son estas? ¿De dónde vinieron? Porque parecen gentes remotas, alborotadores, malos, belicosos». Y los mexicanos, después de haber hecho asiento, casas, buhiyos, su templo y cu de su dios, comenzaron a hacer casa y adoración de Huitzilopochtli, y, hecho el templo, luego pusieron al pie del Huitzilopochtli una gran jícara como batea grande, manera como una fuente grande de plata con que se demanda limosna agora en nuestra religión cristiana. Habiendo hecho, luego a los lados del gran diablo Huitzilopochtli, le pusieron otros demonios, manera de santos, que fueron éstos: Yopico, Tlacochcalco, Huitznahuac, Tlacatecpan, Tzonmolco, Atempan, Tezcacoac, Tlamatzinco, Mollocotlilan, Nonohualco, Cihuatecpan, Yzquitlan, Milnahuac, Coaxoxouhcan, Aticpac, todos demonios sujetos al Huitzilopochtli, todo por estilo y orden de Huitzilopochtli, por ser el mayoral de todos ellos. Y así, le pusieron como a manera de altar, de piedra grande labrada, su juego de pelota, por nalgas jugado, y cercado, como su juego fue del Huitzilopochtli, que se llama y tlach, y sus asientos y agujero en medio, del grandor de más de una bola con que juegan agora a la bola, llaman y tzompan, y luego lo atajan por medio y queda un triángulo en medio del agujero, que llaman el pozo de agua, que, en cayendo allí la pelota de batel (ulli) redonda como una bola negra, el que allí la echa, con el que juega y a todos los miradores les quita cuantas ropas traen, y así, alzan todos una vocería, diciéndole: «Grande adúltero es éste ("ca huel huey tetlaxinqui")», y que ha de venir a morir y manos del marido de alguna mujer o ha de morir en guerras. Y dentro de aquel agujero le echaron agua por señal, todo por mandado del dios Huitzilopochtli. Y luego el mismo dios Huitzilopochtli les habló a los mexicanos, que no lo vían, sino tendían lo que les hablaban, dijo: «Ea, mexicanos, ya es hecho esto y dentro del pozo que está hecho, está lleno de agua, agora sembrá y plantá árboles de sauces y aciprés de la tierra (ahuehuetl) y carrizo, cañaverales, tulares, atlacueçonan xochitl, flores blancas y amarillas que nacen dentro de la propia». Y en el río pequeñuelo que allí hallaron se multiplicaron muchos géneros de pescado, ranas, ajolote, camarón (axaxayacatl), y otros géneros pequeños que hay en las lagunas de agua dulce pequeñuelas; asimismo el izcahuitle y tecuitlatl y todo género de patos, y asimismo de todo género de tordos de diferentes maneras. Y allí les dijo a los mexicanos que el izcahuitle colorado era su propio cuerpo de Huitzilopochtli, era su sangre, su ser tero de su cuerpo, y luego les comenzó un cantar que dice: «Cuicoyan nohuan mitotia ("en el lugar del canto comigo danzan"), y canto mi canto», que le llamó cuitlaxoteyotl y tecuilhuicuicatl. Y les dijo: «Aquí es adonde habíamos de venir y hacer asiento», se lo dijo a Centzonhuitznacatl. «Ea, mexicanos, que aquí ha de ser vuestro cargo y oficio; aquí habéis de aguardar y esperar, y de cuatro partes cuadrantes del mundo habéis de conquistar y ganar y avasallar para vosotros tener cuerpo, pecho, cabeza, brazos, fortaleza. Y os ha de costar asimismo sudor, trabajo y pura sangre para que vosotros alcancéis y gocéis las finas esmeraldas, piedras de gran valor, oro, plata fina, plumería, preciadas colores de pluma, fino cacao de lejos venido, lanas de diversas tintes, diversas flores olorosas, diferentes maneras de frutas muy suaves y sabrosas y otras muchas cosas de mucho placer y contento, pues habéis plantado y edificado una propia cabeza, cuerpo y gobierno y república, pueblo de mucha fortaleza, en este lugar de Coatepec. Hacé a vuestros padres que sosieguen, descansen, labren sus casas, y vuestros deudos, parientes y vasallos, los aztecas, llamados, del lugar de Aztlan, los mexitin, mexicanos.» Y luego todos ellos juntos, Centzonhuitznahuaca, le dieron muchas gracias con mucha humildad y reverencia y lágrimas. Y allí se enojó con palabras soberbiosas Huitzilopochtli y les dijo: «¿Qué decis vosotros? ¿Es a vuestro cargo, sino al mío? ¿Queréis ser mayores que yo? ¿Queréis aventajaros y ser más que yo? ¿Yo no tengo de ello y lo guío, traigo y llevo? Soy sobre todos vosotros. Yo lo sé y lo entiendo. No curéis de más». Y así, se fue a su templo y cu el Huitzilopochtli, dijo: «Ya me comienzo a esforzar, vienen sobre los Centzonnapan y sobre mí, que soy Huitzilopochtli», que en el juego de pelota (teotlachco) comen a sus padres, que mira y divisa contra ellos una mujer llamada Coyolxauh. Y en el propio lugar de tlachco, en el agujero del agua que está en medio, tomó Huitzilopochtli a la Coyolxauh y la mató y degolló y le sacó el corazón. Y amanecido otro día, muy de mañana, se vieron los centzonapas mexicanos todos los cuerpos agujerados, que no tenían ninguno dellos corazón; otros los comió Huitzilopochtli, se tornó gran brujo el Huitzilopochtli, adonde se atemorizaron los mexicanos. Y así, les dijo a los mexicanos: «Ya por esto entenderéis que en este lugar de Coatepec ha de ser México». Y tornando a ver el diablo lo que era, que era bien que allí fuese México, quebró el caño o río del nacimiento del agua que había, a significación y misterio del tlachtli, juego de pelota; se volvió en el lago grande; y aves, peces, árboles, plantas. Y como lo agujeró y se salió del agua, todos los peces y árboles un proviso se secó y se pasó como en humo, que parece que todo desapareció, y pareció otro mundo todo lo que había puesto en Coatepec. Y allí fue fin de años pasados que llaman «in xiuhmolpililli in mexica», como año bisiesto.


(Continues...)

Excerpted from Crónica Mexicana by Hernando de Alvarado Tezozomoc. Copyright © 2015 Red Ediciones S.L.. Excerpted by permission of Red Ediciones.
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CRÉDITOS, 4,
PRESENTACIÓN, 15,
CRÓNICA MEXICANA, 17,
LIBROS A LA CARTA, 405,

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