Con el romanticismo de las novelas rosas los llevo a un mundo de sueños,donde los fantasmas o almas en pena vienen a formar parte del entorno y sobre todo el amor que perdura más allá de la vida y de la muerte. Entretejo ficción con realidad, el pasado y el presente, en una anécdota de amantes que la vida los une por siempre a pesar de los avatares de la existencia.
Mientras navego en otra dimensión y comienzo a explorar el amor desde esa óptica. Para ofrecer más romance a la prosa intercalo poemas, como preámbulos de la narración. El primer capítulo comienza con estos versos: «Es inútil que vuelvas ahora que he muerto,/ y el sol de la tarde se escapa de mi», que concluyen: «Es inútil que vuelvas ahora que he muerto,/ y las sombras de invierno se duermen sobre mí.» Imágenes que proyectan los sucesos que ocurrirán después, pero sobre todo expongo el paso inevitable del tiempo en la existencia.
Pongo como antecedente «que cada hecho ha tenido relación definitivamente con mi vida.
Estuve en cada personaje porque ellos vinieron realmente a mis sueños a contarme su verdad», propongo que el lector intente descubrir dónde están los hechos reales y los ficticios.
Describo un amor eterno, con dosis a lo Romeo y Julieta e intrigas del Medioevo, que a pesar del desarrollo moderno perdura, al menos en las almas más limpias de maldad. La intriga se siembra en el pasado y emerge en el presente, con personajes que son otros y los mismos, algunos comunes en las tramas de Agatha Christie, con la incertidumbre
de si ¿el gato es real o parte de los fantasmas, el mayordomo es malo o bueno? También celos, ambición del poder y lucha, condimentan la trama, que concluye con un final
abierto, para que el lector lo selle a su gusto.
En Dimensiones del amor los espíritus vagan buscando su consolidación, para llevar a feliz término su karma. ¿Podrán o no podrán lograrlo? Es la intriga que propongo a mis lectores en el primer libro de la Saga Dimensiones de amor.
