El Príncipe de las Tinieblas ejercerá toda su diabólica capacidad para reproducir un hijo que se parezca a Jesús el Hijo de Dios. Este se presentará en el escenario mundial como el Salvador del Mundo. El Estado moderno de Israel, actualmente ateo, creerá en él y harán un pacto de "paz y seguridad". Pero romperá el pacto y volteará toda su furia contra Israel y toda la humanidad. Cometerá insolencias y actos abominables dentro del tercer templo de Jerusalén y finalmente será aniquilado "con el aliento" de la boca del Rey de Reyes y Señor de Señores, Jesucristo. Con esas reflexiones y otras más atrevidas, el autor concluye la obra en un lenguaje sencillo y fácil de comprender.