Cristóbal es un sacerdote algo especial, pertenece al obispado, vive en una comunidad religiosa, pero en realidad es alguien encargado de lavar los trapos sucios de la iglesia, por tanto, realmente trabaja para el Vaticano. Se topa con un problema en un convento y acude con su compañero Mateo, algo mayor que él. El problema es que una novicia, Bernabé, está poseída por el diablo y en una pared de su celda escribe los nombres de esos dos sacerdotes y debajo del de Cristóbal la fecha de su muerte. El sacerdote quiere ver a ésta novicia y nada más entrar descubre lo que le ocurre. Lucha contra el maligno, al igual que lleva años haciéndolo y siempre venciéndole, pero en esta ocasión descubre que Bernabé es su hija, fruto de su antigua vida en la que siempre estuvo bailando entre el bien y el mal. Tras unas horas charlando con ella, consigue alejar al maligno, pero la joven fallece en el transcurso de este episodio, aunque eso sí, logra salvar su alma. Se esfuerza por averiguar qué es lo que ha ocurrido y se topa con las mentiras de la hermana Julia, quien termina contando un secreto. Cristóbal y Mateo descubren el caso, se marchan y en el camino, éste revela al más mayor, que la joven era su nieta
