Las sandías doradas es un antiguo cuento de hadas uzbeko. Es una historia que relata cómo las buenas acciones de gente común tienen su recompensa. Hace tiempo, un granjero muy pobre ayudó a una cigüeña herida, y el animal en agradecimiento le regaló semillas de sandía mágica, las cuales al crecer dieron lugar a grandes frutos rellenos de oro. Su vecino, un granjero rico, hirió a otra cigüeña para ayudarla a continuación. También él recibió semillas, pero esta vez crecieron sandías llenas de avispas. El que fue un humilde granjero que mostró amabilidad, compasión y misericordia, disfrutó de una vida llena de prosperidad y bienaventuranza. La historia del granjero rico que fue cruel y que quería obtener un beneficio egoísta en todo lo que hacía, acaba trágicamente.