Noticia de las virtudes medicinales de la Fuente del Caño de la villa de Babilafuente

Noticia de las virtudes medicinales de la Fuente del Caño de la villa de Babilafuente

by Diego de Torres Villarroel
Noticia de las virtudes medicinales de la Fuente del Caño de la villa de Babilafuente

Noticia de las virtudes medicinales de la Fuente del Caño de la villa de Babilafuente

by Diego de Torres Villarroel

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Villarroel dio a su actividad literaria un carácter utilitario, publicó sus obras "con el beneficio de la suscripción". Incluso reconocía que el propósito último de publicar libros era económico: "Tú dirás que Torres ha hecho negocio en burlarse de sí mismo y yo diré que tienes razón como soy cristiano".

Product Details

ISBN-13: 9788498976601
Publisher: Linkgua
Publication date: 05/01/2013
Series: Historia , #391
Sold by: Bookwire
Format: eBook
Pages: 34
File size: 801 KB
Language: Spanish

About the Author

Diego de Torres Villarroel (Salamanca, 1693-1779). España. Hijo de un librero, estudió con una beca en la universidad de Salamanca y llevó una vida de aventuras. Fue soldado, buhonero, diácono, autor y editor de almanaques astrológicos que firmaba con el seudónimo de El Gran Piscator de Salamanca, catedrático de matemáticas, exorcista y, finalmente, sacerdote. Francisco de Quevedo influyó en su obra literaria, y en su visión crítica de la sociedad de su tiempo.

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Noticia de las Virtudes Medicinales de la Fuente del Caño de la Villa de Babilafuente


By Diego Torres de Villarroel

Red Ediciones

Copyright © 2015 Red Ediciones S.L.
All rights reserved.
ISBN: 978-84-9897-660-1



CHAPTER 1

A LOS SEÑORES SOCIOS DE LA REAL JUNTA PRÁCTICA-MÉDICA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ESPERANZA DE MADRID


También es Carta con sus humos de Prólogo

Los Doctores difuntos de las Escuelas de España (señores Socios), unos porque vivieron siempre enfurecidos en las necias delicias de sus inútiles especulaciones, otros porque entregaron ciegamente toda su credulidad a los bodrios, mezcolanzas y julepes que hallaban en las recetas de sus libros, y los más de ellos, porque tenían a su imaginación ocupada en otros intereses más importantes que estas frioleras de la salud pública, nunca se acordaron de preguntar por sus virtudes y eficacias a las infinitas Fuentes medicinales que hizo correr en sus respectivos territorios la industria y el trabajo de la naturaleza para el alivio de muchos achaques y pasiones. Los que hoy viven, unos porque heredaron con los cartapacios y máximas de los muertos sus complexiones y seguridades, otros porque presumen que le sobra a su Práctica el estudio, la madurez y la experiencia, y los más de ellos, porque ya tienen el caudal todo de visajes, estribillos y ponderaciones que necesitan para embocar al Vulgo Mamarón por prodigios sus ignorancias y embelecos, no han querido introducirse en la inspección de estas preciosas novedades ni responder a Vms. a la Carta que han escrito, en que les ruegan por la noticia, el origen y separación de los elementos de las aguas saludables, que brotan sus corrientes en la situación de sus partidos. La utilidad de su conocimiento y elección es visible, demostrable y provechosa al Mundo; porque a la verdad son tales Fuentes unas Boticas pequeñas, limpias, fáciles, seguras y baratas, en cuyos posos y raudales se reconoce una maravillosa mixtura de substancias, escogida por la prolijidad de la naturaleza, y libre de los impuros maridajes y adulterios que se hallan en las composiciones hechas por el manejo y antojo de los Químicos. El instituto de Vms. no solo es importante, sino digno de todo premio y alabanza, porque dedican sus fuerzas, sus pasos, su estudio y su salud a escoger experimentos, doctrinas para añadir enseñanza, y robusteces a los sanos; consuelos, alivios y esperanzas a los enfermos; y asegurar con genturosa satisfacción su Práctica y sus obligaciones.

El Público (señores míos) es la primera y más desnuda comunidad del Mundo: es el pobre, el ignorante, el enfermo y el desvalido más visible y más acreedor a nuestras contribuciones, bienes, documentos y fatigas; y Vms. como señalados por su institución por los más amantes y contribuyentes a la mayor seguridad de sus felicidades que es la vida y la salud, deben ser honrados y obedecidos en cuanto ordenaren conducente a las venturas de este Oráculo. Estas consideraciones me hicieron escribir en este poco número de hojas la relación que Vms. piden en su Carta, bien persuadido a que será despreciable mi tarea, pero muy consolado con presumir que más ha de aprovechar a la intención de Vms. lo que yo les remito que lo que callan o ignoran los que no escriben, y más cuando en la estrechez de este compendio no ha de encontrar la malicia más lince narración, que no sea una verdad examinada. Para describir lo más notable y oportuno de este resumen que es la Separación Química de los principios de las aguas de la Fuente del Caño, me entregué todo a la maniobra y la experiencia de don Andrés Yañez, Boticario de esta Ciudad. Este sabio Observador condujo las aguas a su Evaporatorio; reconoció al paso los vegetables vecinos a la Fuente y los que produce el Monte, los Valles y Collados de este fecundísimo terreno: de modo, que don Andrés ha puesto las obras, y yo las palabras. Si este método, este estilo y esta angustia de particularidades en la relación de las historias que Vms. desean, pueden servir a sus intenciones y cuidados, avisen que proseguiremos gustosos en la anatomía de otras Fuentes de estos cercanos contornos que ya tiene ojeadas nuestra curiosidad, que puede ser que seamos tan prontamente obedientes que nos coja su aviso a don Andrés obrando, y a mí escribiendo. Ahora quiero acordar a Vms. que recojan la Descripción del agua común, y uso y provecho de las de Tamames y Baños de Ledesma, que di impresa al Público el año de 1744 por si Vms. quieren arrancar de allí alguna cosa que pueda trasplantarse en sus ideas.

Dios dé a Vms. robusta sanidad para que la empleen en el beneficio común, larga vida, y los premios que merecen sus afanes felices. Salamanca y febrero 11 de 1752.

B. L. M. de Vms. sus rendidos Amigos y Servidores

El Doctor don Diego de Torres Villarroel.

Don Andrés Yañez

CHAPTER 2

SITUACIÓN, VECINDARIO, TÉRMINO, FRUTOS Y TEMPLANZA DE LA VILLA DE BABILAFUENTE


Yace en un llano y agradecido terreno, distante cuatro leguas de la gran Ciudad de Salamanca, la hermosa Villa de Babilafuente. Goza ésta entre muchos y distinguidos privilegios la honrada antelación de ser la Capital de otras siete muy vecinas, que todas son en este territorio apreciables añadiduras al Condado de Monte-Rey, que hoy está unido a la gran Casa de la Excma. señora doña María Teresa Álvarez de Toledo, duquesa de Alba, mi señora.

Sostiene esta apacible situación hasta doscientas casas fuertes, pero mazorrales y rudas, porque son hechas de un lodo grosero, empinado sobre broncos tapiales de pino, que son todas las escuadras, escodas y plantillas que manejan en sus fábricas rústicas aquellos cerriles Arquitectos. Otras hay bien fabricadas de una especie de piedra blanca, dócil y pulida que se produce en aquellos contornos vecinos; y todas capaces y con sobrados buques para criar con anchuras los Labradores sus familias, y contener sin estorbos los rudos aperos para las labranzas del pan y el vino; únicos frutos que procuran exprimir de sus terrazos.

Son los moradores de esta Villa generalmente de estatura más que mediana, cortesano semblante, buen color, membrudos, fuertes y felizmente sanos; pues los que reducen su vida a una dieta sin melindre, acompañada de las dulces fatigas de sus labores, viven ochenta y noventa años sin las congojas de las dolencias populares, y sin aquellos daños que se recogen frecuentemente con las concurrencias, los brindis y las libertades de las poblaciones más cultas y civiles.

No sufren ni conocen más enfermedades que las frecuentes que vienen reatadas a las anuales Estaciones, que éstas dicen los Astrónomos y los Médicos que las planta el Sol en toda la tierra luego que llega a los cuatro puntos cardinales, y con el curso de los días se bullen y brotan indispensablemente en nuestros cuerpos; estas son tercianas en Primavera, erisipelas en Estío, cuartanas en Otoño, y catarros en Invierno. Si el origen de estas enfermedades está en las dilataciones o comprehensiones del calor, o nace de lo profundo o lo superficial de las demás cualidades, no me meto en decretarlo, y así lo dejo a la ciencia de los señores Socios de Nuestra Señora de la Esperanza, que como Físicos doctos sabrán con mejor certidumbre descubrir y arrancar sus causas y raíces.

No dejan de verse algunos enfermos habituales, pero estos son muy contados, y es muy conocida la causa de sus remediables dolencias; porque los tales son unos pocos fabricadores de tejas y ladrillos, a quienes su pereza y su necedad tiene con las carnes cetrinas y las entrañas opiladas, pues por no conducir a sus Alfares el agua pura que les dan sabrosa y delgada los Pozos y Fuentes de la Villa, beben el veneno de un sucio charco que se estanca al mismo pie de sus cenagosas oficinas.

Regularmente es sano, fecundo y templado todo el término, pues sus moradores (de tiempo inmemorial hasta hoy) no han padecido los molestos males de las achacosas epidemias, ni han experimentado los trabajos rigurosos de las carestías, ni los horribles insultos de los temporales. Solo el día veinte y ocho de julio del año de mil setecientos cuarenta y siete fue asaltada (sin ejemplar) la situación toda de un granizo gordo, duro y espeso que dejó enterradas sus viñas en la perniciosa piedra más de una vara de profundidad, y arrebató hasta el Río Tormes, distante casi una legua de la Villa, todas las parvas y trojes de trigo y cebada que tenían en las eras. La desolación de estos frutos hizo padecer a los pobres vecinos aquel año y parte del siguiente una hambre feroz, la que aplacaban, ya con potaje de algarrobas, ya con poco pan de cebada, ya con algunas carnes enfermas y flacas, y ya con algunas yerbas desabridas; de que se siguió que engendraron sus cuerpos tristes humores y zumos podridos con los que se vino indispensablemente la peste; pero gracias a Dios, sin más medicinas ni Doctores que la benignidad, y la abundancia del año próximo se apagó este pestilencial incendio en la salud, y la tierra recobró su fecundidad y su hermosura.

El ingenio de estas gentes es dócil y proporcionado para mejores afanes que los que ocasiona la Aldea y la labranza; y esta verdad y disposición la acreditan muchos sujetos que han salido de esta breve población a otras más anchas al trato, comercio y negocio con otros hombres y destinos. Poco más abajo de estos renglones daré noticia de algunos que desde la Escuela miserable de este Pueblo salieron a ser la admiración y la enseñanza de otros más entonados y famosos.

Su primera crianza es dichosa, porque los niños todos tienen pagados los Maestros de primeras letras, Doctrina Cristiana y Gramática Latina, y en estas disciplinas felices son enseñados con brevedad y con ventura. El trato de los mozos y viejos es regularmente humilde, inocente y adornado de una general política, la que importa y conviene para ser agradables y bien quistos. Débenlo todo, ya a su primera educación, ya a su docilidad y al buen ejemplo de algunos Ciudadanos y Sacerdotes que viven siempre en su compañía, en quienes admiran y recogen muchas civilidades y virtudes; y finalmente al comercio de los Varones Religiosos que van a temporadas a darles con el pasto espiritual de la Predicación Evangélica muchos pistos de otras moralidades y preceptos.

Todo el término donde fatigan sus fuerzas y su industria estos hábiles Villanos tiene de longitud seis cuartos de legua, y de latitud poco más de media legua; y la altura desde el Horizonte al Polo (según los Astrólogos) es de cuarenta grados y treinta minutos. Es dicho término todo llano a excepción de las viñas y un Monte pequeño, pero florido hermosamente y distante un cuarto de legua de la Villa, que así este como las otras yacen en unas laderas no muy agrias, pero desabridas para los que tienen que penetrarlas a pie.

Los Valles, Prados, Tierras y Monte está todo poblado de muchas y varias yerbas útiles al uso de la Medicina; pues los Valles arrojan en abundancia las más de las especies de los Satiriones, Murta, Pinillo, Agrimonia, y muchas diversidades de Tomillos. Las Viñas producen con algún exceso el Hipericón, la Escabiosa, la Sajifragia y otras de semejantes virtudes. En las Tierras se cría el Cardo Santo, las Pimpinelas, las Borrajas y otros herbajes, que son frecuentes aun en los más estériles Vallados. En las Praderas abunda el Meliloto y Hermodátiles; y finalmente en el Monte no se descubre palmo de tierra que no esté ocupado de la Grana de Alkermes, de Pulmonarias, Mastranzos, apios silvestres, Berrazas y otras. La más estimada y conocida entre estos Paisanos, es una a quien ellos llaman la Platearia, que sobresale en lo más alto del Monte detrás de una Ermita dedicada a San Cristóbal. Dicen de ésta, que tiene poder para curar y secar las almorranas, sin otra diligencia, mixtura ni preparación, que traerla consigo el que padece tan cruel y vergonzosa enfermedad.

Son las cosechas de trigo y uvas que recogen todos los años estos vecinos más que regulares, especialmente cuando las estaciones de Primaveras y Otoños son secas, de que inferimos inclinarse a húmedo, y fresco el temperamento de esta situación. El trigo es el más gordo y sazonado que se cría en los altos y los hondos de las dos Castillas: las uvas no son de las más agradables al gusto ni las más abultadas; pero darían (sin duda) un vino generoso, si los Cosecheros encontrasen con otra disposición, limpieza y magisterio que el que hasta hoy han practicado.

Finalmente la larga vida de estos moradores, la fecundidad de los vegetables de este sitio, y las abundancias que les retribuye su trabajo en el terreno que lo sostiene y alimenta, dicen a gritos la benignidad del Cielo que los cubre, y los favores de los aires que los soplan y vivifican: estos son por lo regular el Oriente y el Ábrego, y algunas temporadas del Estío reinan con suavidad los vientos del Poniente que recrea y dora sus mieses, favorece a sus pocos ganados, purifica su sangre, y da un generoso esparcimiento a sus espíritus con que se vengan del rigor y del cansancio de sus fatigas ordinarias.

CHAPTER 3

HOMBRES MEMORABLES QUE HA TENIDO LA VILLA DE BABILAFUENTE


La regia Sociedad Médica Matritense de Nuestra Señora de la Esperanza pide en la Carta circular que escribe a los Médicos y Boticarios del Reino una noticia de los sujetos más famosos de aquellas poblaciones vecinas, en donde corren las Fuentes medicinales, cuyas virtudes desean conocer; y aunque parece que es inútil la memoria de éstos para averiguar lo importante de estas aguas, y que nada puede contribuir esta historia para remediar las quiebras de la salud pública, me parece preciso servir a esta circunstancia, pues no es justo que porque yo sea ignorante de sus fines queden imperfectas las narraciones. Por esta razón, y porque la prometí en un párrafo de los antecedentes, pondré una breve lista de los más conocidos, cuyas hazañas, memorias y veneraciones duran y se extienden, no solo en el estrecho país donde nacieron, sino también más allá de las distantes Provincias que ocuparon.

Nació en esta Villa, y tuvo en ella su crianza y primera educación, el Ilustrísimo señor don Juan Corrionero Ruano, varón exquisitamente sabio en las cuatro Teologías y Sagrados Cánones; siguió con excelente aplicación los ejercicios de la Universidad, donde salió para Inquisidor de Palermo, y desde este Santo Tribunal pasó a ser Obispo de Catanéo, donde murió con dichosa opinión de virtud.

Fue también hijo de esta Villa el Ilustrísimo señor don Antonio Ruano Corrionero, hombre de singular ingenio y penetración, Teólogo admirable, y muy sabio en la Historia Eclesiástica, y en las buenas letras. Fue después de haber finalizado los estudios especulativos Consultor del Santo oficio, y Regente de la Ciudad de Sevilla; pasó después a Obispo de Canarias, y desde allí vino a ser Obispo de Salamanca, donde murió santamente; y su cadáver está enterrado en la Santa Iglesia Catedral de dicha Ciudad.

Don Juan Ramos Cortés nació en esta Villa, y salió de ella a estudiar los Derechos a la Universidad de Salamanca: dejó siendo mozo el camino de la jurisprudencia, se ordenó de Sacerdote, y fue Arcediano de Monleón en la Catedral de Salamanca: fue sujeto de exquisita piedad y admirables virtudes, fundó la Escuela de los niños, y el estudio de la Gramática Latina en su Lugar, dejó mucha parte de sus bienes para casar Doncellas; y dedicó el resto de sus abundancias para la fundación de dos Capellanías, para que sus parientes se inclinasen y siguiesen los estudios: murió en Salamanca, y está enterrado en su Iglesia Catedral.

Don Pedro Martín Ruano, hijo también de esta Villa, fue Profesor de Jurisprudencia, y Canónigo de la Santa Iglesia de Salamanca, donde acabó dichosamente: fue hombre de prodigioso candor de vida, muy devoto y asistente a sus obligaciones y al culto de su Iglesia: era muy limosnero y piadoso, y repartía lo más de su Prebenda con los pobres. Fundó el Pósito del trigo de esta Villa, y un Vínculo honrado para sus descendientes.

Don Diego Ruano Corrionero fue un hombre de extremado valor y terrible pujanza; sirvió al Rey con honra, celo y osadía muchos años: fue Cabo de siete Compañías en la guerra con Inglaterra. No tenemos más individualidad de los progresos de su vida, ni del sitio o lugar donde le asaltó la muerte.

Por los dos caminos de Armas y Letras navegaron y galantearon su fortuna muchos de los honrados hijos de este Lugar, y por ambas carreras han hecho memorables sus trabajos. En las Matrículas de esta Universidad se encuentran muchos Profesores graduados y Maestros en todas Facultades, y en sus títulos y certificaciones constan las buenas partidas de su ingenio y aplicación. De las hazañas y ejercicios de los que siguieron la Milicia, no puedo escribir con certidumbre, porque las distancias hacen casi imposible la averiguación. Lo que aseguro es que han servido al Rey, y hoy le sirven muchos Soldados valerosos, leales y hombres de bien en todas sus aventuras, hijos todos de este corto y apreciable Pueblo, y de las siete Villas del contorno, las que debemos reducir a su Capital.

CHAPTER 4

SITUACIÓN DE LA FUENTE DEL CAÑO, SU INVENCIÓN, DESCUBRIMIENTO DE SUS VIRTUDES, Y NOTICIA DE LOS PRIMEROS SUJETOS QUE BEBIERON SUS AGUAS


En la circunferencia de muchas leguas de estos parajes no se reconoce pedazo de tierra tan alegre, tan apacible, ni tan fecundo como el pequeño Monte de este Pueblo. Sus faldas están guarnecidas de copiosos Negrillos y de vistosa multitud de nuevas Encinas, cuyos pies se registran hermosamente calzados de los frondosos follajes del Kermes, Pulmonarias y otras aromáticas, útiles y floridas yerbas. Su centro es una hermosísima confusión de flores; sus alturas un laberinto enmarañado vistosamente de pomposos Álamos y Sauces; y finalmente a toda la pequeña capacidad de su recinto sirven de verde muralla las derechas filas de un populoso y encumbrado Pinar.

Críanse en la espesura y amenidades de este sitio muchos Conejos, Perdices, y algunas Palomas Torcaces, las que guarda de la codicia de los cosarios, y aun reserva del entretenimiento de los Cazadores novicios y bisoños, un Montaraz; el que al mismo tiempo estorba a las travesuras, astucias o malicias de los Paisanos el desmoche de las Arboledas, celando que no corten ni arranquen pie alguno de los Álamos, Pinos y Encinas de aquel Bosque, manteniendo siempre su frondosidad, caza y hermosura para el recreo de los Excelentísimos señores de esta casa, cuando la grandeza de sus precisiones les da con el gusto la oportunidad de esparcirse en la dilatación de sus magníficos Estados.


(Continues...)

Excerpted from Noticia de las Virtudes Medicinales de la Fuente del Caño de la Villa de Babilafuente by Diego Torres de Villarroel. Copyright © 2015 Red Ediciones S.L.. Excerpted by permission of Red Ediciones.
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Table of Contents

Contents

CRÉDITOS, 4,
PRESENTACIÓN, 7,
DEDICADO AL EXCMO. SEÑOR DON FERNANDO DE SILVA Y TOLEDO, DUQUE DE HUÉSCAR, CONDE DE GÁLVEZ, &., 9,
A LOS SEÑORES SOCIOS DE LA REAL JUNTA PRÁCTICA-MÉDICA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ESPERANZA DE MADRID, 11,
SITUACIÓN, VECINDARIO, TÉRMINO, FRUTOS Y TEMPLANZA DE LA VILLA DE BABILAFUENTE, 12,
HOMBRES MEMORABLES QUE HA TENIDO LA VILLA DE BABILAFUENTE, 17,
SITUACIÓN DE LA FUENTE DEL CAÑO, SU INVENCIÓN, DESCUBRIMIENTO DE SUS VIRTUDES, Y NOTICIA DE LOS PRIMEROS SUJETOS QUE BEBIERON SUS AGUAS, 19,
ESTADO PRESENTE DE LA FUENTE, Y DEMOSTRACIÓN QUÍMICA DE LAS PARTES QUE CONTIENEN SUS AGUAS, HECHA POR DON ANDRÉS YÁÑEZ, BOTICARIO DE SALAMANCA, 23,
DE LAS ENFERMEDADES QUE CURAN ESTAS AGUAS, Y DEL USO Y DIETA QUE DEBEN GUARDAR LOS ENFERMOS, 25,
LIBROS A LA CARTA, 33,

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