One way ticket es la definición con la que expresa Aniceto González la transitoriedad por esta breve y finita temporalidad, sin embargo en realidad es la travesía de un mundo por completo diferente. Distorsiona el tiempo, espacio en ejes que confluyen a un mismo momento. Alquimista de la palabra y del silencio, funde en un continuo devenir las direcciones, paradigmas y sentidos en su mágico caldero y conjuga todos los instantes en un prisma que es todos los prismas, en el cual el lector sin buscar es que encuentra su particular significado.
El tiempo cosifica, estratifica a personajes, sentimientos y emociones, los vuelve estatuas de sal, obligándolos a recorrer en solitario el camino que resta, dejando atrás la infancia, juventud y todo lo que representa, abandonándolos a la cómoda inercia de un viaje sin memoria, donde el confort y displicencia arrullan el cómodo y unidireccional viaje hacia su muerte.
One way ticket es el medio interpósito a través del cual Aniceto González “existencializa” , descarna las piedras, las flores, el cuerpo, el alma, las pasiones y eclosiona la temporalidad hasta liberar el espíritu en donde coexisten el Yo milenario, el niño, el joven, el anciano y todos se funden en un mismo viaje que atraviesa la finita temporalidad y la trasciende dejando su huella en todo lo que siente y lo que toca, caminando a lo largo de este incomprensible y hermoso paisaje al cual denominamos vida.
