En 1964 el Ejército de Colombia realizó un audaz ataque contra el enclave de las guerrillas comunistas de Tirofijo en Marquetalia al sur del Tolima. A pesar de que el plan de la Operación Soberanía incluía la participación activa de todos los ministerios y otras entidades del Estado, con el paso del tiempo y producto de la propaganda, la victoria militar del Estado se convirtió en derrota política
La "Operación Marquetalia", como se denominaría después en los medios de comunicación y en el imaginario colectivo de los colombianos a aquella maniobra militar de contraguerrillas, fue la fase culminante de una gigantesca campaña lanzada por el gobierno de Guillermo León Valencia en enero de 1964, con el propósito de eliminar los grupos de bandoleros en que habían terminado convertidas las guerrillas liberales del norte del Tolima, mantener el control sobre la zona central del departamento y ''adelantar operaciones encaminadas a producir el aislamiento efectivo de los núcleos comunistas en armas en el sur". En esencia, la tarea prioritaria era conjurar, la grave crisis política y de inseguridad que atravesaba el país.
Desde la Operación Marquetalia el Ejército inició a desarrollar novedosos aspectos que con el paso de los años se convertirían en doctrina operacional para atacar objetivos de alto valor, para el empleo de apoyo directo de helicópteros que desembarcan tropas entrenadas, evacúan heridos, enfermos o muertos del sitio de los combates, así como el apoyo de fuego con cohetes, ametralladoras y bombas de precisión sobre las posiciones de los guerrilleros.
Todos los proyectos de acción cívico-militar a nivel tatico que dentro del plan correspondían a las Fuerzas Militares fueron cumplidos con creces por el Ejército Nacional con invaluable apoyo de la Fuerza Aérea y de la Policía Nacional. En cambio, no ocurrió así con las agencias gubernamentales, cuyos funcionarios actuaron como siempre con base en la politiquería y sus intereses personales truncando la concreción del proyecto pacificador. A esto se agregarían los constantes elogios del presidente Valencia a las tropas, sin que esos elogios se vieran respaldados por acciones de Estado.
