No puede haber salud mental donde existe tanto dolor.
La violencia deja heridas por donde quiera que pasa: en el cuerpo de las personas, por supuesto, pero también en su psique, en su modo de relacionarse con el mundo y, por lo tanto, en sus comunidades.
Este libro, revolucionario en su enfoque, explica con el mayor de los rigores las huellas que las violencias colectivas de los últimos años han dejado en México y en los mexicanos.
Los 15 investigadores reunidos en esta obra analizan -desde la psicología, la sociología, la psiquiatría y la antropología- el trauma colectivo que se ha generado, el fenómeno de la normalización y el discurso que la alimenta, la violencia desatada contra las mujeres, los efectos del reclutamiento forzado, la trata y la impunidad; el papel que desempeña la migración o la pobreza, las consecuencias reflejadas en el consumo de alcohol y drogas, la debilidad institucional y la fractura de las familias...
Sin embargo, tras el diagnóstico viene el tratamiento. La obra concluye, así, proponiendo algunas de las vías que podemos transitar para erguirnos ante la deshumanización que enfrentamos y recuperar nuestro equilibro, como individuos y como nación.
No puede haber salud mental donde existe tanto dolor.
La violencia deja heridas por donde quiera que pasa: en el cuerpo de las personas, por supuesto, pero también en su psique, en su modo de relacionarse con el mundo y, por lo tanto, en sus comunidades.
Este libro, revolucionario en su enfoque, explica con el mayor de los rigores las huellas que las violencias colectivas de los últimos años han dejado en México y en los mexicanos.
Los 15 investigadores reunidos en esta obra analizan -desde la psicología, la sociología, la psiquiatría y la antropología- el trauma colectivo que se ha generado, el fenómeno de la normalización y el discurso que la alimenta, la violencia desatada contra las mujeres, los efectos del reclutamiento forzado, la trata y la impunidad; el papel que desempeña la migración o la pobreza, las consecuencias reflejadas en el consumo de alcohol y drogas, la debilidad institucional y la fractura de las familias...
Sin embargo, tras el diagnóstico viene el tratamiento. La obra concluye, así, proponiendo algunas de las vías que podemos transitar para erguirnos ante la deshumanización que enfrentamos y recuperar nuestro equilibro, como individuos y como nación.