Jámblico (de Calcis) vivió entre la última mitad del siglo III y el primer cuarto del siglo IV. Nacido en Calcis, en la Siria meridional, Jámblico cursó buenos estudios de filosofía, en Siria, y muy probablemente, en Alejandría, y luego en Roma. Era unos diez años más joven que Porfirio, que fue su maestro, sea de forma directa o indirecta, y está situado en el centro de la tradición de la filosofía neoplatónica redecorada con influencias pitagóricas y herméticas, que llega hasta Proclo.
Jámblico, coetáneo de Eusebio de Cesarea, es uno de los más brillantes apóstoles de un docto paganismo que comienza a declinar. Cuando él muere, ya se ha celebrado el Concilio de Nicea. Pero su huella va a durar y recobrará fuerzas en tiempos del emperador Juliano, quien reverencia la figura de Jámblico a la par de las de Pitágoras y Platón. Jámblico fue un gran comentarista del "divino" Platón y de Aristóteles, y por otro lado, un buen conocedor de la tradición hermética. Es decir, un buen representante de esa época en que la filosofía cobra tintes elogiosos, y se colorea de notas espirituales de resonancias orientales y aires místicos.