Suenos que guian
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by Karina Malpica
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Product Details

ISBN-13: 9788497776912
Publisher: Obelisco, Ediciones S.A.
Publication date: 03/15/2011
Edition description: Spanish-language Edition
Pages: 336
Product dimensions: 6.00(w) x 9.00(h) x 1.10(d)
Language: Spanish

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Sueños que guían

Manual de interpretación onírica


By Karina Malpica

EDICIONES OBELISCO

Copyright © 2010 Karina Malpica Valadez
All rights reserved.
ISBN: 978-84-9777-691-2



CHAPTER 1

«El templo de Esculapio (en griego Asclepius) se erigió en su origen como un lugar de gran energía sanadora donde una persona enferma podía acudir, dormir y tener un sueño intrínsecamente curativo. El rito se fue transformando a lo largo del tiempo y los encargados del templo, o therapeutes, empezaron a hacer de intérpretes de las instrucciones sanadoras ocultas en el simbolismo del sueño. Fue entonces cuando a los sueños se les atribuyó una fuerza curativa menor, y pasaron a ser mensajes crípticos que debían ser interpretados por los terapeutas, los cuales analizaban de un modo adecuado estos comunicados de los dioses con el propósito de determinar el curso correcto. La palabra "terapeuta" tiene pues algo más que un origen etimológico griego.»

Richard Yensen Hacia una medicina psiquedélica


¿Qué son los sueños?

Llamamos sueños a las imágenes o escenas asociadas a distintas sensaciones y sentimientos que recordamos al despertar, pero ¿exactamente qué son? Nadie lo sabe con certeza. Hay muchísimas definiciones e hipótesis probables. Sin embargo, sean lo que sean, esos recuerdos oníricos tienen cierto grado de influencia en nuestra vida y, en ocasiones, afectan considerablemente nuestro ánimo. Lo sé porque me dedico a investigar los estados no ordinarios de conciencia y mantengo en internet un sitio web con información sobre drogas, plantas sagradas, chamanismo, espiritualidad contemporánea y sueños, por lo que a menudo me escriben personas realmente angustiadas intentando que les aclare si es cierto que su madre va a morir porque así lo vieron en un sueño ... si soñar con un entierro es malo, si en verdad una relación va a terminar mal porque su pareja rompió un jarrón de flores en una escena onírica ... y cantidad de cosas por el estilo.

He tenido que redactar una respuesta genérica explicando a las personas que cada soñador es un mundo y cada sueño un enigma y, por lo tanto, no hay ecuaciones simbólicas que se apliquen a todos por igual. Si tienes un historial previo de sueños premonitorios y sueñas que tu madre se morirá pronto, es probable que así ocurra y que se te esté dando esta información para que te prepares, te despidas y le ayudes a irse en paz; pero, si no sueles tener sueños de este tipo, es más adecuado considerar la imagen onírica de tu madre como la representación de una tendencia de tu inconsciente que simboliza algo que ella te transmitió y esa tendencia es la que está a punto de morir. ¿Esto es malo o es bueno? Depende de la tendencia que represente ... Por ejemplo, si sueñas que entierras a un profesor que te criticaba, estás deshaciéndote de una tendencia autocrítica y es apropiado; pero si lo que asocias a la persona muerta es algo positivo, quizá estás dejando que muera en ti algo valioso.

Por otra parte, si tu pareja rompe un jarrón de flores en tu sueño y recientemente ha hecho algo que de alguna forma te haya herido o te haya roto el corazón, es más probable que el sueño esté expresando simbólicamente esos sentimientos de tu pasado inmediato. Si no es así, puede verse como una alerta que tendría que interpretarse en el contexto de tu vida al momento de soñarlo.

En cualquier caso, la única persona que tiene la última palabra sobre el significado de un sueño es el soñador mismo. Los terapeutas o asesores oníricos sólo podemos ofrecer nuestra ayuda para que el soñador explore su propio mundo interior y descubra el sentido único de sus particulares simbolismos. Por eso mi objetivo al escribir este libro consiste justamente en acompañarte durante tu propia búsqueda compartiendo contigo los aprendizajes, las técnicas y las experiencias de las que dispongo.

Los sueños siempre me han fascinado y han ocupado gran parte de mis pensamientos diurnos. Cuando era niña me intrigaba mucho pensar antes de dormirme que todo lo que sucedería en mis sueños, al abrir los ojos por la mañana, desaparecería por completo. A veces me proponía volver a los mismos escenarios de la noche anterior cuando me habían gustado, pero no recuerdo haberlo conseguido nunca a voluntad. Sin embargo, algún otro día, fortuitamente volvía a encontrarme allí de nuevo y me parecía fantástico. Me preguntaba si habría alguna forma de acceder a un determinado escenario cuando yo quisiera o si todos los escenarios posibles estaban contenidos dentro de una especie de enorme carrusel giratorio y tendría que pasar algún tiempo antes de volver a tener acceso a ellos.

A esa edad no tenía un pensamiento tan sistemático como para formular algún experimento que me permitiera averiguarlo, así es que recurrí a mi abuela María, la persona más ilustrada de mi mundo infantil. Tenía la fama de leer un libro diario, no sólo de derecho penal, que era su profesión, sino de cualquier otro tema ... así es que seguro que ella habría leído alguno sobre los sueños y podría decirme cómo regresar a mis escenarios nocturnos favoritos. Y sí, seguro que había leído algún libro de Freud o de Jung porque me dijo que no había escenarios fijos, ni personajes fijos, que todo lo que cada uno soñaba era parte de sí mismo, de su propia mente, y que yo tenía una gran imaginación, por eso soñaba cosas tan maravillosas y tan distintas cada día.

Puesto que no me atreví a desconfiar de mi abuela, trasladé todas mis dudas hacia mí misma. Nunca me sentí a la altura de esa afirmación de que todo lo que yo soñaba era parte de mi misma. ¿Quién era yo? ¿Cómo era posible que yo tuviera más creatividad y más recursos que todos los que hacían las películas de Disney? ¿Por qué los personajes que aparecían en mis sueños no sabían que eran parte de mí y actuaban en contra de mi voluntad? ¿Por qué a veces algunos incluso me atacaban? ¿Acaso había algo mal en mí? Supongo que al no encontrar respuestas satisfactorias, poco a poco dejé de preocuparme por los sueños. Al menos hasta los quince años.

El primer sueño que tengo consignado es de esa época:

«Nuevo principio»

Una ola gigante nos persigue. Estamos en una ciudad de construcciones altas y todos corremos por una calle estrecha. Al girar la cabeza veo que la enorme ola ya cubrió todos los edificios y es evidente que no hay escapatoria. Me da pánico porque creo que todos moriremos ahogados. Empiezo a sentir el agua en mi piel, siento cómo me va cubriendo. Sigo caminando y me doy cuenta de que no estoy muerta, pienso que puedo respirar bajo el agua y digo: «Éste es un nuevo principio».

Luego estoy en una zona donde hay armas y naves bajo el agua. Después observo desde el aire una isla pequeña con luz verde y veo que hay un hombre bailando la danza del venado, lleva el traje típico con astas de ciervo en la cabeza, un taparrabo y sonajeros en las manos. Al mirarlo bien me doy cuenta de que es el chico que conocí el otro día ...


Nunca he podido olvidar las imágenes de este sueño, pero no recuerdo con exactitud qué es lo que sentí además del pánico que anoté. Aún no sabía que lo más importante al consignar un sueño es apuntar todos los sentimientos que experimentamos ya que la base de todo análisis onírico descansa en la reacción emocional que nos producen las imágenes, los escenarios y los personajes de nuestros sueños. No sé si me tranquilicé después de comprobar que seguía viva bajo el agua, quizá sentí alegría, tal vez me dieron miedo las armas y seguramente habré experimentado algo especial al ver a quien posteriormente sería mi primera pareja bailando aquella danza mexicana de origen prehispánico que presencié tiempo antes en algún festival cultural.

Después de anotar aquel sueño recuerdo estar en clase de etimología escribiendo en la pizarra «Éste es un nuevo principio». El profesor tradujo mi frase al latín y yo escribí «Hoc est novum principium» en la portada de mi carpeta. Durante un tiempo al ver aquella frase me pregunté, ¿un nuevo principio de qué? Y seguro que cada día tuve respuestas distintas ya que, como cualquier adolescente, en aquella época viví muchas cosas por primera vez y mi sueño fue un anuncio del impacto que me causaría todo aquello.

Alguna parte dentro de mí escogió unas bellas, extrañas, arquetípicas y disparatadas imágenes para expresar con su propio lenguaje simbólico los sentimientos que yo estaba empezando a experimentar en aquella época: la ola gigante me provocó el mismo pánico que me producían todos los rápidos cambios de mi condición de niña a mujer. Ese pánico se pasaría pronto y yo me adaptaría a la situación, igual que pude respirar debajo del agua cuando la ola me cubrió por completo. No obstante, habría cosas que continuarían haciéndome sentir temor, como las armas; y que me darían libertad, como las naves. Cosas que me llevarían a alturas insospechadas, como el descubrimiento de la sexualidad con aquel que aparecía en una isla vestido con las astas del ciervo en celo, lo cual representa el primer amor que me mantuvo absorta y a(isla)da durante un buen tiempo ... Así es que, a fin de cuentas, mi abuela tenía razón, ya que cada cosa que había en ese fantástico sueño era una representación de mi vida en aquellos momentos.

Claro que no hice este análisis después de haber soñado eso, ya que en aquellos días no tenía elementos para hacerlo y, simplemente, me concentré por completo en vivir lo que sus imágenes presagiaban. El análisis vino tiempo después, cuando leí por primera vez un Manual para la interpretación de los sueños, escrito por Kaplan, uno de los seguidores de las teorías de Jung.

Aunque las distintas técnicas de análisis presentadas en aquel manual confirmaban lo que mi abuela me había dicho, yo seguía teniendo muchas dudas: ¿Qué o quién dentro de mí sabía por adelantado lo que yo apenas estaba comenzando a vivir? ¿Quién o qué escogió esas imágenes y no otras para manifestar en mi sueño ese resumen emocional anticipado? ¿Quién o qué quiso enviarme el mensaje de que me encontraba a las puertas de «un nuevo principio»? ¿Para qué? ¿De qué sirvió en ese momento que yo tuviera ese sueño? ¿Qué hubiera pasado si yo hubiese tenido la capacidad de comprender ese mensaje en aquella época en vez de haberme limitado a escribirlo? ¿Qué hubiera pasado si no hubiera recordado nunca este sueño al igual que tantos otros que nunca recordé?

A partir de realizar ese tardío análisis comencé a anotar todos mis sueños y, poco a poco, fui leyendo todos los libros que iba encontrando sobre el tema, lo cual en determinados momentos me confundía porque había interpretaciones muy distintas acerca de la naturaleza de las representaciones oníricas. Y todas me parecían válidas ya que cada una presentaba argumentos y ejemplos convincentes para respaldar sus puntos de vista ...

Después de leer a Kaplan quise comenzar por el principio y volví a leer las teorías de Freud, el fundador del psicoanálisis, una doctrina pionera en el estudio de los sueños que los utiliza como herramientas de diagnóstico terapéutico. Hoy en día, además del psicoanálisis, sólo la Gestalt y la psicología transpersonal continúan con el estudio de los sueños. El resto de las corrientes psicológicas los han descartado, básicamente porque la Asociación Americana de Psicología (APA), que es quien dicta y exporta las normas de la psicología científica contemporánea, ha excluido a estas tres corrientes de sus filas por considerar que no tienen suficientes criterios de cientificidad, al aceptar postulados «indemostrables» tales como la existencia del alma humana.

Ya que la traducción más aproximada del término griego psique significa alma, la etimología de psicología significa precisamente «estudio del alma». Y como hecho curioso, se puede añadir que la palabra terapeuta está directamente asociada con la interpretación onírica que se practicaba en el templo griego de Asclepio. En un principio las personas acudían allí a pasar la noche para tener un sueño que les ofreciera respuestas a sus dudas. Entonces se consideraba que el sueño en sí ya era curativo. Más adelante, al sentir la necesidad de conocer el significado de los sueños que se presentaban en forma simbólica fue cuando surgió la figura de los therapeutes como intérpretes auxiliares.

Muchos años después de que la tradición onírica griega pasara a la historia, Freud comenzó sus estudios sobre los sueños con la firme idea de estar haciendo ciencia. Poco después, al ampliar ese estudio, su discípulo Jung se encontró con la existencia verificada de ciertos sueños en los que se ponen de manifiesto fenómenos desconocidos tales como la precognición o la telepatía, y consideró deber de todo científico que se precie de serlo estudiar este tipo de casos más a fondo hasta develar sus causas. Con toda su lúcida mentalidad científica aseguró: «Naturalmente, jamás afirmaré que las leyes que los rigen son "sobrenaturales", sino sólo que son inaccesibles a nuestro saber balbuciente». Y la misma idea continuamos compartiendo los terapeutas que practicamos hoy en día las corrientes transpersonal, Gestalt y psicoanalítica.

Para comprender los paulatinos avances de la investigación onírica contemporánea es importante situarla en su contexto histórico. Después de un largo periodo en el que los sueños pasaron de ser revelaciones divinas a ser supersticiones medievales, las teorías freudianas fueron las primeras formulaciones que se hicieron en Occidente al respecto. Y desde su óptica pionera, los sueños consistían en «la realización encubierta de un deseo reprimido».

En la época victoriana de represión sexual, época en que fue concebida esta teoría, había una epidemia de mujeres «histéricas» a las que se trataba con remedios absurdos que iban desde baños helados hasta descargas eléctricas. Freud encontró que muchas de estas pacientes y sus respectivas parejas practicaban la abstinencia sexual y experimentaban una gran culpabilidad asociada a los temas sexuales. Eso nos ayuda a comprender por qué Freud llegó a asegurar que «el sujeto libera sus deseos a través de los símbolos del sueño», y redujo todos esos símbolos al limitado rango de alusiones sexuales que observaba en la mayoría de las personas que acudían a psicoanalizarse con él.

Freud postuló la teoría de que mientras dormimos las barreras que representan la autocensura están más relajadas y permiten el surgimiento de los deseos inconscientes. Pero esta censura no está desconectada del todo, por lo que tampoco permite actuar libremente y en su totalidad a la energía instintiva que él denominaba libido y tomó como la única fuente de los sueños.

Como había muchas otras personas que no manifestaban esta problemática y tenían sueños distintos, era de esperar que incluso sus más allegados discípulos comenzaran a cuestionar este reduccionismo de la vida onírica a la satisfacción encubierta de deseos o instintos sexuales reprimidos. Jung, el más destacado de ellos, definió el sueño como una «autorrepresentación espontánea de la situación actual de lo inconsciente expresada en forma simbólica».

En sus memorias comenta que todos los problemas que le concernían personal o científicamente habían estado acompañados o precedidos de sueños significativos. Por eso llegó a la conclusión de que los sueños pueden manifestar deseos de la libido, pero también pueden contener el valor de una idea positiva conductora que resulte útil al soñador. Desde su perspectiva, este tipo de sueños proceden de «los más íntimos y secretos espacios del alma».

Después de Jung el interés por el estudio de los sueños como herramienta de diagnóstico y las técnicas que él ofreció para analizarlos han seguido evolucionando y desarrollándose hasta nuestros días. Él es el predecesor directo de varias corrientes y enfoques contemporáneos que trabajan no sólo con los sueños, sino con muchos otros interesantes postulados junguianos como son los arquetipos, el inconsciente colectivo, la teoría de los tipos psicológicos, la integración interna de lo masculino y lo femenino, la imaginación activa y el proceso de individuación como propósito de la evolución personal del ser humano.

A continuación, voy a enumerar brevemente los paradigmas que considero más sobresalientes para el trabajo con sueños desde la perspectiva transpersonal y psicoanalítica actual.


(Continues...)

Excerpted from Sueños que guían by Karina Malpica. Copyright © 2010 Karina Malpica Valadez. Excerpted by permission of EDICIONES OBELISCO.
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Table of Contents

Contents

Presentación ¿Qué es un Consejo Asesor Onírico?, 11,
Capítulo 1 ¿Qué son los sueños?, 21,
Capítulo 2 ¿Cómo recordar mejor tus sueños?, 45,
Capítulo 3 ¿Cómo se clasifican nuestros sueños?, 59,
Capítulo 4 ¿Cómo se analizan los sueños con técnicas psicoanalíticas?, 91,
Capítulo 5 ¿Quiénes pueden enviarnos mensajes a través de los sueños?, 113,
Capítulo 6 ¿Cómo interpretar los sueños mediante paradigmas metafísicos?, 151,
Capítulo 7 ¿Cómo recibir guía a través de los sueños?, 173,
Capítulo 8 ¿Cómo trabajar con nuestros sueños?, 197,
Capítulo 9 ¿Cómo trabajar en grupo con los sueños?, 233,
Capítulo 10 ¿Cómo usar los sueños en la práctica terapéutica?, 251,
Capítulo 11 ¿Por qué los sueños son simbólicos?, 283,
Anexo,
Análisis onírico, 299,
Conversar con un personaje onírico, 301,
Explorar un símbolo onírico, 302,
Simplificar un sueño, 304,
Consultar un diccionario, 305,
Reflexionar acerca de un sueño, 306,
Invocar un sueño, 308,
Invocar un sueño para otra persona, 309,
Detectar y transformar creencias inconscientes, 310,
Reescritura y reentrada al sueño, 313,
Expresión artística del sueño, 314,
Crear un sueño lúdico, 315,
Realizar un festival de los sueños, 316,
Bibliografía, 319,
Agradecimientos, 323,
Acerca de la autora, 325,

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